Somos, decimos, animales racionales. Solemos pensar lo que hacemos mucho más que otros seres que conozcamos, aunque la mayor parte de nuestra conducta es más bien irreflexiva, “instintiva”, espontánea.
¿Cuánto hay de instinto y cuanto de reflexión en lo que hacemos? Y, sobre todo, ¿cuánto debería haber de cada uno?
¿Deberíamos pensar lo más posible todo lo que hacemos, o más bien deberíamos dedicarnos a vivir y no tanto a pensar? ¿Qué nos ayuda más y nos hace estar más vivos, lo que hacemos “sin pensar”, instintiva o pulsionalmente, o bien lo que pensamos con todo detalle?
¿Qué ha hecho más daño a la humanidad, el cálculo frío y racional, o las acciones impulsivas fiadas de la “intuición”? Si tuviésemos satisfechos nuestros deseos ¿serviría para algo el pensamiento racional? Para discutir de todo esto y de cuanto se os ocurra, os esperamos el próximo domingo, 17 de abril, a las 6 de la tarde, en el Carro de Tespis, café teatro de Sax.
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