-No des a la enseñanza una forma que les obligue a aprender por la fuerza.
-¿Por qué?
-Porque no hay ninguna disciplina que deba aprender el hombre libre por medio de la esclavitud. El alma no conserva ningún conocimiento que haya entrado en ella por la fuerza.
-Cierto.
-No emplees, pues, la fuerza, mi buen amigo, para instruir a los niños; que se eduquen jugando, y así podrás también conocer mejor para qué está dotado cada uno de ellos.

(Platón)



lunes, 22 de marzo de 2010

Tertulia quinta (pentertulia). El sexo ¿la naturaleza prohibida?

Atendiendo a la propuesta de alguno de los participantes en anteriores tertulias, el tema de la próxima será EL TABÚ DEL SEXO.

¿Es tabú el sexo?
¿Por qué está “prohibido” (moralmente, pero también, en muchos sentidos, legalmente –en unas sociedades más que en otras-)?
¿Por qué es tan importante (mueve tanto dinero, tiene tan pendiente tantas horas a tanta gente)?
¿Qué papel debería jugar en nuestras vidas?
¿Es algo natural? ¿es algo sagrado?
¿Hay formas “enfermizas” de sexualidad? ¿Cuáles y por qué?
¿Qué tiene que ver el sexo con la distinción y discriminación de sexos o “géneros”?

Si tenéis algo parecido a una respuesta o, mejor todavía, algo parecido a una pregunta sobre esto, os esperamos el domingo a las seis.

También os recomiendo que leáis la siguiente entrada, en nuestro bolg hermano, de Víctor, en Mérida: http://filosofiacavernicolas.blogspot.com/2010/03/el-animal-obsexo.html

martes, 9 de marzo de 2010

¿Cómo saber (que se sabe (cuando se sabe))?

(diálogo quizás verídico)

-¿La Verdad? ¿¡Qué es la Verdad!? –cuentan que con esta pregunta contestó su señor Poncio Pilatos a la respuesta de nuestro señor Jesucristo…
Lo que el evangelio no cuenta (porque no era su tema) es que a Pilatos se le quedó el problema en la cabeza, y más o menos a la hora en que clavaban a Cristo en la cruz, junto a dos malhechores, Pilatos hizo llamar a sus intelectuales de palacio:
-A ver, vosotros, que no me saco de la cabeza este problema. Decidme la verdad: ¿qué es la verdad?
-¿Qué quiere decir, señor?
-Que en qué consiste que una cosa que yo diga sea verdad… ¡y no me hagáis la pelota, diciendo que nunca me equivoco!
-Señor –dijo uno-, según un sabio griego, llamado Aristóteles, la verdad consiste en pensar o decir que es lo que es, y que no es lo que no es. Y la falsedad es justo lo contrario, o sea, decir que es lo que no es, y que no es lo que es.
-¿Puedes ponerme un ejemplo? –le dijo Pilatos-: hoy he tenido tantos juicios que tengo el juicio un poco espeso.
-Claro, señor. Por ejemplo, si digo que está lloviendo, y está lloviendo, digo la verdad.
-Parece muy claro –dice Pilatos-. Aunque… a veces me pregunto si tengo que pagaros para eso…
-Señor –intervino otro sabio-, permitid que os interrumpa…
-¿Qué quieres?
-Es que –dijo el otro- yo, siguiendo a otra escuela, no creo que sea verdad lo que mi compañero dice que es la Verdad.
-¿Y qué dices tú que es? –dijo Pilatos.
-Veréis –contestó-, yo creo que, en verdad, nada es verdadero (salvo lo que dice su majestad, se entiende…)
-¿Qué dices, chalado? ¿Crees que me voy a creer que soy tan especial? Y ¿de dónde sacas tú que nada es verdad?
-Un sabio griego –dijo el otro-, llamado Gorgias, decía que, como todo lo que pienso está en mi pensamiento, y no puedo salir de él, entonces, o todo lo que pienso es verdadero, o todo es falso. Pero como no me puedo creer que haya, por ejemplo, una batalla de carros en el mar, aunque lo esté pensando, entonces, todos mis pensamientos son inciertos.
-O sea, que según tú, se equivoca Aristóteles cuando dice que la Verdad es decir que es lo que es…
-Es que, mi señor, no podemos saber lo que es, sino sólo lo que creemos nosotros, y no hay manera de salir de ahí… Además, si pensar es pensar lo que es, ¿en qué estamos pensando cuando pensamos en los unicornios, que no existen?
-¡Qué liantes sois! –dijo Pilatos-. Cada vez tengo más dudas de que deba manteneros, panda de rufianes. ¿Eso es todo lo que me puedes enseñar, si dices que nada es verdad? A ver –Pilatos se volvió al tercero-, tú, dame también tú tu opinión!
-Señor –dijo el otro, casi temblando- yo, siguiendo a otro viejo maestro griego, llamado Protágoras, digo que no debéis temer lo que acaba de decir mi compañero, porque la verdad es que… todo lo que penséis es verdadero.
-¿Otro pelotillero? –exclamó Poncio.
-No, señor –contestó el tercer sabio-, no me refiero sólo a usted, sino a todos.
-¿¡Cómo!? ¿Quieres decir que Barrabás también dice siempre la verdad?
-No, claro –dijo el otro- quiero decir que, cuando no mienten, todos creen la verdad.
-O sea, que nadie se equivoca, nunca…
-Cada uno ve las cosas como las ve, y tiene que creer lo que ve. Desde su punto de vista, así son las cosas.
-¿Pero, no decís los sabios que hay puntos de vista equivocados?
-Eso, señor, es una simple forma de hablar. En realidad, la realidad es una para cada uno, y nadie puede sobrevolar las realidades de los demás para saber cuál se acerca a la realidad única, así que eso para nosotros… no tiene sentido.
-Pero ¿no dicen nuestros sumos sacerdotes que los dioses saben la verdad?
-Sí claro, señor, yo no me meto en teología, porque de eso no entiendo. Sobre esos asuntos yo me lavo las manos… Hablo como simple filósofo.
-¡Canalla! ¿Crees que no noto que te cachondeas de mí? ¿Así que, según Aristóteles y tú –mirando al primero- podemos saber y decir la verdad; según Gorgias y tú –al segundo- todo es falso; y según tú –mirando al tercero- todo es verdadero… Muy bien, muy bien. Así que lo mismo daba que soltara a Barrabás o no, que crucificase a ese judío harapiento o no… Vamos a hacer una cosa: os vais a ir al cuarto de pensar y no vais a salir de allí hasta que no os pongáis de acuerdo. Hasta entonces, no vais a comer ni beber ¡y os prometo que eso va a ser verdad de la buena! Claro que, a vosotros no os importará ¿no?
-Perdón, señor –dijo el primero de los sabios-, a mí sí.

Saber algo, se supone, es tener en la mente lo mismo que hay en la realidad.
Pero
-¿Cómo puede haber en la mente lo mismo que en la realidad?
-¿Cómo podemos saber eso?

domingo, 7 de marzo de 2010

Tertulia cuarta (tetrartulia)

Atendiendo al clamor de la mayoría de los asistentes a las tertulias, vamos a pasarlas al domingo. La próxima se celebrará el próximo. A las seis de la tarde, en lugar de ocuparnos en esos feos pensamientos típicos de las tardes de domingo (que si mañana vuelta a empezar con la gris monotonía...), nos pondremos a hablar de LA BELLEZA. Aquí os presento el tema:

Sobre gustos…

¿no hay nada escrito? (¿O, más bien, no hay nada que no se haya escrito?)
¿Quién no ha oído (y no piensa) que lo bello y lo feo es algo “subjetivo”, que depende de lo que sienta cada uno, y no de lo que sean las cosas?
Sin embargo, hay expertos en literatura, en música, en pintura… Cervantes, Mozart y Velázquez son genios, y yo (sin ir más lejos) un don-nadie en cualquier arte. ¿Cómo puede ser eso?
¿Quién decide qué criterios se usa para nombrar a uno genio? ¿Hay características “objetivas” para saber qué es bello y qué es feo? ¿Son criterios sociales o culturales? ¿Son simplemente individuales (incluso tan individuales como aquí y ahora, porque lo que ahora me parece bonito mañana me puede parecer un bodrio?
Ya que trataremos de la belleza os pediría… no, no que os pongáis guap@s (que eso siempre lo estáis –bueno, según mis gustos, claro-) sino que traigáis alguna creación artística vuestra: que nos leáis un poema o un cuento, que nos mostréis un dibujo, un comic, que nos cantéis o toquéis algo…

miércoles, 3 de marzo de 2010

Juicio a Dios

Resumiento los argumentos a favor y en contra de la existencia de Dios, o sea, de un ser totalmente perfecto y creador del universo:

Defensor 1.- El mundo tiene tantas cosas buenas y bellas (vida, luz, amistad…) que no puede ser fruto del azar, sino de un ser inteligente y bondadoso.

Réplica- El mundo tiene tantos males y tanta fealdad (enfermedades, desastres, guerras, muerte…) que no puede ser obra de alguien a la vez inteligente y bueno.

Defensor 2.- Es imposible que algo salga de la nada, salvo que sea capaz de producirse a sí mismo (o sea, que sea totalmente perfecto). Así que el mundo tiene que tener una causa, un ser perfecto.

Réplica.- Eso de que todo tiene una causa es una necesidad nuestra, que nos gusta creer que todo tiene una ley y un porqué.

Defensor 3 (argumento ontológico).- El concepto de ser Perfecto no puede pensarse sin la existencia, porque existir es una perfección. Así que te contradices si dices que el Ser Perfecto no existe.

Réplica.- El concepto de ser Perfecto no es más que una invención nuestra, y, si lo piensas bien, es hasta contradictorio, absurdo, porque si un ser es totalmente poderoso debería poder crear una cosa que él mismo no pudiera destruir, así que no sería totalmente poderoso.

Defensor 4 (kantiano).- Aunque no podamos demostrar racionalmente que existe Dios, tenemos derecho a creer en él desde un punto de vista moral, porque la vida sería muy absurda si los que hacen el bien no tuviesen antes o después como recompensa la felicidad, y los malos no pagasen sus fechorías.

Réplica.- Precisamente porque debemos hacer lo correcto porque sí, sin esperar nada a cambio, no tiene sentido creer en un juez que nos premiará y nos castigará.

Defensor 5.- El mundo no tendría sentido si fuese fruto del azar o la necesidad, y no de la inteligencia.

Réplica.- Precisamente el mundo no tendría sentido si quien tuviera que dárselo fuera un ser fuera del mundo (trascendente). El valor del mundo lo tiene en sí mismo, se lo damos nosotros (cada uno).

¿Qué argumentos te parecen más convincentes?
¿Crees que los argumentos filosóficos sobre la existencia de Dios pueden hacer que el que creía deje de creer o que el que no creía pase a creer? ¿Por qué?