-No des a la enseñanza una forma que les obligue a aprender por la fuerza.
-¿Por qué?
-Porque no hay ninguna disciplina que deba aprender el hombre libre por medio de la esclavitud. El alma no conserva ningún conocimiento que haya entrado en ella por la fuerza.
-Cierto.
-No emplees, pues, la fuerza, mi buen amigo, para instruir a los niños; que se eduquen jugando, y así podrás también conocer mejor para qué está dotado cada uno de ellos.

(Platón)



lunes, 28 de noviembre de 2011

Tertulia: el diseño de las personas del futuro (la eugenesia)

Este próximo domingo haremos, por fin, la tertulia que estaba pendiente: sobre LA EUGENESIA. Como habitualmente, en El Carro de Tespis, a las seis.


¡Estáis todos invitados !

miércoles, 23 de noviembre de 2011

¿Dónde están las cosas? ¿Y las ideas? (idealismo y materialismo)

Una manera de intentar contestarse (o por lo menos preguntarse) QUÉ ES LO REALMENTE REAL, es empezando por lo siguiente:

¿Dónde están EL DOS, EL CÍRCULO, LA BLANCURA, YO…?

Respuestas posibles:

A) Están en los objetos físicos pares, redondos, blancos… y yo estoy en (o sea, soy) mi cuerpo y mis actos físicos, y también están en los cerebros que piensan en esas ideas. O sea,
son cualidades materiales, porque todo es material o físico.

B) Están en su propia realidad, que no es material o física, sino que es eterna y no cambia (inmutable), pero que es tan real o más que el mundo físico. Ni en los cuerpos ni en los cerebros pueden estar las ideas. Lo que hay en ellos es sólo un reflejo o participación de las ideas.
Las Ideas son inmateriales

¿Cuál de estas dos teorías te parece más verdadera o cercana a la verdad? ¿Qué problemas ves en cada una de ellas?

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Se suspende la tertulia del día 13 (Aviso urgente)

Atención: se suspende de momento la tertulia que estaba prevista para el domingo 13, porque el lugar donde solemos celebrarlas no estará disponible.
Más adelante anunciaré la fecha a la que se traslada.
Perdonad las molestias.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

El por qué de las cosas

Una noción ontológica más: la CAUSA.

Siempre que ocurre algo ocurre por algo. Al menos eso creemos a pies juntillas. De hecho nuestra actividad más “noble”, la CIENCIA, se dedica, según se dice a menudo, a buscar las causas, el por qué de todo lo que ocurre. Y también los filósofos buscan el por qué, el fundamento, el principio (o los principios) de todas las cosas.
Eso de que todo tiene una causa (principio de causalidad) lo enunciaron ya algunos antiguos así: NADA OCURRE SIN CAUSA, (en latín EX NIHILO, NIHIL FIT, de la nada, nada surge).

Aristóteles dijo que había cuatro tipos de causas, no todas apropiadas para todos los seres:
-La Materia, es decir, de qué está hecho algo.
-La forma, es decir, las características que tiene (la esencia, digamos).
-La finalidad con que ocurre, o sea, el Para Qué.
-El quién o qué lo ha producido, el autor.

Por ejemplo, en una estatua la materia será mármol, bronce, etc; la forma será lo que represente (un dios, una ninfa, etc.); el para qué, será la intención del escultor (causar placer al que la mire)); y el autor será el escultor.
En una planta, la materia es los elementos naturales; la forma es la vida y la estructura de ese vegetal; la finalidad es crecer, reproducirse, sobrevivir lo que pueda; el autor es, o la naturaleza o Dios, etc.

En la edad moderna se ha hecho un drástico recorte de las causas de Aristóteles, por diversos motivos (por ejemplo, se cree que las cosas no tienen una finalidad, ni un autor, ni siquiera una esencia inmutable). El concepto de causa se ha quedado en esto: si sucede un hecho, A, sucederá otro, B. A es la causa y B el efecto. Sencillo ¿no?

Pero, como ya podéis imaginar, los filósofos no iban a dejar tranquila esta idea tan aparentemente inocente y necesaria como es la de CAUSA.
El más famoso crítico de la causalidad fue el escocés David HUME. Hume razona así: la noción de causa dice que si existe una cosa (la causa), necesariamente tiene que existir otra (el efecto). Por ejemplo, si como pan me alimentará, si lleve me mojaré, si lanzo una piedra a un cristal éste se romperá.
Pero ¿qué tipo de relación es esa? ¿Queremos decir que NECESARIAMENTE porque llueva, me tengo que mojar (si estoy bajo la lluvia, claro)? ¿Es imposible que llueva y no me moje, o que coma pan y me envenene o no me alimente? ¿Por qué es imposible? No, dice Hume, no es imposible. Porque la creencia que tenemos en que si pasa A (la causa) pasará B (el efecto) la hemos sacado sólo de nuestra continua experiencia, de que si lleve me mojo. Pero ¿la experiencia me dice que NECESARIAMENTE tiene que ser así?
¿Puedo afirmar que en el futuro (por ejemplo, el próximo segundo) las cosas seguirán necesariamente sucediendo en el orden que suceden?

La respuesta, según Hume, es NO. Nuestra creencia en la causalidad es una especie de hábito, no una razón lógica.

Otros filósofos han intentado defender que la relación de causa es necesaria, no un simple hábito. Kant, por ejemplo, decía que es una de las nociones sin las que no podríamos entender nada, ni sería posible la ciencia, porque si la causalidad puede fallar ¿cómo podemos hacer pronósticos?

Los científicos cada vez pasan más de esa idea: no quieren entrar en un debate filosófico que seguramente no sirve para nada. Les basta con describir las cosas y acertar cómo van a ocurrir.



¿Crees que puede suceder algo sin causa, que salga algo de nada, por ejemplo, que aparezca una vaca en el patio del instituto sin que venga de ningún sitio?
El propio mundo podría haber surgido de la nada, sin causa. Así nos quitaríamos, de paso, problemas filosóficos. Porque, si no ¿cuál es la causa de todo, del universo o los universos?