-No des a la enseñanza una forma que les obligue a aprender por la fuerza.
-¿Por qué?
-Porque no hay ninguna disciplina que deba aprender el hombre libre por medio de la esclavitud. El alma no conserva ningún conocimiento que haya entrado en ella por la fuerza.
-Cierto.
-No emplees, pues, la fuerza, mi buen amigo, para instruir a los niños; que se eduquen jugando, y así podrás también conocer mejor para qué está dotado cada uno de ellos.

(Platón)



martes, 14 de enero de 2014

¿Es real el tiempo?

¿Quién puede hacerse esta pregunta… salvo un filósofo? Bueno, también algunos científicos (al menos cuando se ponen a filosofar) y otras personas…

Albert Einstein, el físico más famoso del siglo XX, cuya principal teoría tenía que ver con el tiempo, creía que el paso del tiempo no es algo real. ¿Por qué? Porque el tiempo es una línea geométrica (una dimensión), como las tres del espacio, y en esa línea del tiempo todos los acontecimientos están escritos, cada uno en su punto, desde siempre y para siempre. Si “viésemos” el universo desde fuera de esa dimensión llamada tiempo, si contemplásemos el todo tetradimensional del universo, veríamos todo estático.

¿Podemos “imaginar” eso? Supongamos un mundo de dos dimensiones, Planilandia. En él, cada ser, aunque tiene forma de figura, sólo ve líneas (no puede sacar los ojos del plano, para ver la figura). Entonces, para ver del todo a un amigo suyo, un planilandés tiene que dar la vuelta a su alrededor. Pero si, por arte de magia, saliese de su mundo bidimensional, y mirase desde arriba, vería que lo que él tuvo que recorrer a trozos, estaba todo a la vez. Algo parecido podría decirse de la “figura espacio-temporal” de cada uno de nosotros. Si saliésemos de nuestra cuarta dimensión (a una quinta) veríamos a cada ser, con toda su historia, en una figura estática.


El argumento moderno más sofisticado contra la realidad del tiempo, es el de un filósofo inglés llamado John McTaggart. Ahí va, para los que amáis comeros la cabeza (lo redacto en forma de diálogo ficticio, para que sea más “tragable”).

-¿Cómo es que llevas un tiempo diciendo, según me han dicho, que el tiempo no existe de verdad, que es una simple ilusión?

-Es que he leído cosas, como un argumento de un chiflado inglés, llamado McTaggart, y me ha descolocado del todo. ¿Quieres oírlo?


-Claro.


-Pues el buen hombre dice que pensamos en el tiempo usando dos series o formas de ordenar los hechos: Una es la de Anterior, Simultáneo y Posterior. El otro orden es el de Pasado, Presente, Futuro.


-No entiendo.


-Vamos a ver. Todo suceso es anterior a unos, posterior a otros y simultáneo a otros ¿no? Yo soy posterior a mis padres, simultáneo a ti y anterior a nuestros descendientes (si llegan, claro).


-Vale, sigue.
-Pues, según McTaggart (y creo que tiene toda la razón), a la serie Anterior-Simultáneo-Posterior no le afectada para nada el tiempo, porque si, por ejemplo, Egipto vino antes de Grecia, y Roma, después, eso siempre ha sido, es y será así. Podemos, si quieres, imaginar la historia como una exposición en la pared de un museo. Cada cuadro está en su lugar, siempre. Y cada cuadro siempre tiene el mismo cuadro a su izquierda y el mismo a su derecha. El orden de los cuadros no cambia porque yo pase de uno a otro.

-Si no los cambia el encargado, o el ladrón de cuadros…


-Déjate de coñas, la historia nunca va a cambiar. Aquí va la cuestión: ¿qué hace entonces que esté yo (y tú) AHORA, en esta época, y no en Egipto, por ejemplo?


-Pues muy fácil: que el siglo XXI es ahora presente, mientras que Egipto es pasado.


-Egipto es pasado ahora…

-Sí, claro. En el pasado fue presente, concretamente en su época.


-Eso dice McTaggart, que para intentar comprender el paso del tiempo tienes que usar la serie Presente-Pasado-Futuro, y esta no se puede igualar a la otra, porque la otra (la de Anterior-Simultáneo-Posterior), es intemporal.

-Vale ¿y…?

-Pues que tampoco esto tiene sentido, porque la misma cosa no puede ser pasado, presente y futuro.

-No, a la vez no, pero sí en momentos diferentes.

-Sí, pero ¿qué son los momentos diferentes? Cada momento tiene sus características, o sea, es un cuadro, y está en su sitio de la pared, sin moverse, siempre ahí. El siglo XXI, detrás del XX. Pero el presente, el que va camniando, no tiene ninguna característica propia…


-¿Te parece poco que sea el presente?

-O sea, que el presente es presente ahora porque es presente ahora. Pero ¿por qué? ¿Qué le hace tan especial, diferente a todos los tiempos que están congelados en la pared?

-¿No será porque es simultáneo a MI?


-No puede ser eso, porque el siglo XXI, y el día de hoy mismo, y esta misma hora, siempre va a ser simultáneo a ti (y a mí), y siempre lo ha sido. Igual que, por ejemplo, mi abuelo era simultáneo a Franco. Pero ellos no están ahora, y nosotros sí…, parece…
Siguiendo con la metáfora del museo, Yo, el que va mirando los cuadros, debo ocupar también mi lugar en la pared, en mi fecha correspondiente.

-¡Ya lo veo! Y... si digo que ahora es ahora porque yo estoy delante de mi cuadro, estoy diciendo otra vez la perogrullada de que yo soy simultáneo a mí mismo…

-¡Eso es! Las cosas simultáneas (como tú y yo) siempre lo seremos y lo hemos sido… Pero ¿por qué las vemos ahora? ¿Por qué estoy yo ahora presente? ¡Esto es sólo una ilusión! La realidad es intemporal.

-¡Qué rayante! Lo cierto es que no sé por qué ahora es ahora.

-O sea, que cuando vemos las cosas en el tiempo, las vemos como no son. El tiempo es sólo una forma nuestra, inadecuada, de ver las cosas, que en realidad no tienen tiempo.

-¡Bueno! ¡Tú dirás lo que quieras, pero algo hay de especial que hace que ahora sea ahora, y yo esté realmente en el presente, y no en el pasado! Hasta si me apuras, lo único que existe es el tiempo, porque ¿qué puedes tú ver o experimentar fuera del tiempo? ¿Te puedes salir del tiempo, para mirarlo desde fuera?

¿Qué te parece? ¿Es REAL el TIEMPO? ¿Qué es? ¿Cómo pasa?