-No des a la enseñanza una forma que les obligue a aprender por la fuerza.
-¿Por qué?
-Porque no hay ninguna disciplina que deba aprender el hombre libre por medio de la esclavitud. El alma no conserva ningún conocimiento que haya entrado en ella por la fuerza.
-Cierto.
-No emplees, pues, la fuerza, mi buen amigo, para instruir a los niños; que se eduquen jugando, y así podrás también conocer mejor para qué está dotado cada uno de ellos.

(Platón)



miércoles, 27 de enero de 2010

Conócete a ti mismo

¿Qué es el Hombre?


-Un alma que, por error, ha caído del cielo y se le ha unido un trozo de materia mortal, que la hace ignorante y sometida a todos los deseos (los platónicos).
- Un ser con dos aspectos, uno espiritual y otro corporal. El espiritual es libre, el corporal es inerte. (Cristianismo, Islam…, Kant…)
-Un ser compuesto de dos sustancias totalmente distintas, Mente y Cuerpo. La Mente, piensa, quiere, siente… El cuerpo, se mueve como un reloj (Descartes).
-Una máquina muy sofisticada o “inteligente”, “programada” por la selección natural para supervivir. (Mecanicismo)
-Un ser totalmente libre, sin esencia, que puede ser lo que él decida, porque la única necesidad que tiene es, precisamente, ser Libre (existencialismo).
-Voluntad de poder, pura Voluntad, que elige su sentido, porque las cosas no tienen sentido en sí mismas (Nietzsche. Similar al existencialismo).
-Nada de nada, vacío que se cree algo (Nihilismo, Budismo…)
-…. (...)




¿Tienes tú otra definición de la esencia del Humano? ¿Compartes alguna de esas? ¿Qué es el Hombre?

lunes, 25 de enero de 2010

La esencia de la inteligencia

Ahora eres empleado de la e-NASA (versión española de la NASA, claro está), y tu misión es la siguiente:

-observar la información que llega a diferentes receptores, procedente del “universo”,
-intentar averiguar cuál de esa información podría proceder de seres inteligentes
-emitir tú mensajes (por ejemplo, luminosos) que pudieran ser interpretados como inteligentes, e incluso entendidos, por inteligencias extraterrestres.

¿Qué criterios utilizarías para lo primero?
¿Qué tipo de mensajes les enviarías?
(y, de paso, ¿qué les intentarías comunicar?)

(Por cierto, hay una película, titulada CONTACT, que trata de eso).

lunes, 18 de enero de 2010

Evolución ¿de las especies?

Espelunca.- Oye, Antronia, tú que eres experta en esto, dime ¿crees que evolucionan las especies?

Antronia.- Claro que sí ¿ahora te enteras?

Espe.- No, si lo sé. Pero lo que me extraña es lo que parece dar a entender el enunciado típico de la teoría biológica (que yo acepto, claro): la evolución de las especies.


Antronia.- Así es. La vida apareció en la tierra en forma muy simple y se ha ido volviendo más compleja mediante dos factores principales, la mutación genética y la selección ambiental.

Espe.- Pero, bueno, pensándolo bien, esa teoría no puede significar literalmente que son las especies las que evolucionan, ¿no?

Antronia.- ¿Por qué no?


Espe.- Por ejemplo, no fue la especie Mamut la que evolucionó a Elefante, o cierta especie de reptil la que se convirtió en la especie de primer Ave, o el homo erectus el que se convirtió en homo sapiens… Lo que pasó, creo yo, es que nació, de madre Mamut, un individuo que no tenía las mismas características que su madre, lo que le mereció otro nombre, de otra especie.

Antronia.- Claro, ¿y qué quieres decir con eso?

Espe.- Los mamuts desaparecieron luego, pero la especie Mamut es la misma de siempre, no se convirtió en la especie Elefante. Si ahora, por clonación o como fuese, volviese a haber mamuts, pertenecerían a la misma especie. Date cuenta de que, si fuese la especie misma (Mamut, o Reptil, u Homo erectus) la que hubiese evolucionado, no habría que cambiarle el nombre, sería ella misma...

Antronia.- Bueno, sí, un mamut es un mamut, y un elefante es un elefante.

Espe.- Esto es lo mismo que decir que cuando un objeto pequeño se hace grande o un objeto frío se calienta, no son las especies Pequeño y Frío las que evolucionan a Grande o Caliente. ¿Estás de acuerdo?


Antronia.- Es raro, pero… sí, no tengo inconveniente en aceptar eso. ¿Y qué?

Espe.- Un profe mío decía que la teoría de la evolución iba directamente contra la teoría de Aristóteles, de que las especies son eternas. Pero yo no lo veo claro. Creo que lo que dice la teoría de la historia de la vida es que los elefantes no aparecieron hasta hace unos millones de años, debido a ciertas mutaciones genéticas, que determinan lo que es cada individuo, y a qué especie pertenece.

Antronia.- Eso es lo que dice la teoría, ni más ni menos.

Espe.- Pero esto no significa que sean las especies mismas las que cambien, sólo significa que en ciertos tiempos existen cosas de una especie y en otros tiempos, de otra. Si quisieran decir que Aristóteles se equivocaba al pensar que había habido elefantes desde siempre, estoy de acuerdo. Eso es una teoría científica. Pero algunos quieren sacar de aquí la teoría filosófica de que las Formas o Especies intemporales no existen, porque todo nace.

Antronia.- Bueno, si así te quedas más tranquila…

Espe.- Pero… si no son las especies las que evolucionan ¿qué es lo que cambia?

Antronia.- Los individuos.


Espe.- Tampoco, creo yo. Los individuos son especies en pequeño. Yo creo que es la materia, o la energía universal, de la que hablan los científicos, la que cambia, pasando de una forma a otra. No las propias formas. Por ejemplo, si pasa de haber dos a tres cosas, es la materia, no el dos o el tres, la que cambia. Entonces, digo yo, en cierto modo se puede decir que todo lo que está pasando estaba preescrito, y que lo único que hay de nuevo es que aparece.

Antronia.- ¿Cómo dices?

Espe.- Lo que quiero decir es que, el cambio de la materia, se debe a que “obedece”, como soléis decir los científicos, a las leyes de la naturaleza. Si las leyes del universo fuesen distintas, habría otros seres, o ninguno.

Antronia.- Desde luego, con muy poco que cambiasen las constantes universales.

Espe.- Así que hay las cosas que hay porque la materia o energía está regida por las leyes que tiene. Luego, en cierto modo, nada surge de la nada, nada es nuevo en sentido absoluto, sino que todo está predeterminado, como nos pasa a nosotros con nuestros genes.

Antronia.- Vale.

Espe.- Pero a veces utilizáis expresiones como que las cosas surgen por azar, o del caos… como si saliesen de la nada. Y esto me crea mucha confusión, y creo que a la gente y a vosotros mismos, también.

Antronia.- Puede ser.

Espe.- ¿Entonces crees que la teoría de la evolución de la materia entra en conflicto con la teoría de la universalidad de las especies o formas?

Antronia.- Puede que no, tendré que pensarlo más detenidamente.

Espe.- Otro día me gustaría que me dijeses que piensas de lo siguiente: ¿crees que entra en conflicto, la teoría de la evolución, con su azar de mutaciones y su selección, con la idea de que el mundo tiene algún propósito inteligente?

Antronia.- Muy bien, otro día. Pero todas esas cuestiones que tú planteas, Espe, yo, como científica, no me las suelo plantear, así que no esperes que las tenga muy claras.

¿Qué opinas tú?

domingo, 17 de enero de 2010

Tertulia



Este jueves, día 21, a las seis (6) de la tarde, en el CAFÉ TEATRO de Sax, haremos nuestra primera tertulia filosófica, (sólo para muy interesados).

Como es la primera, propongo charlar de un tema bastante general, un tema socrático, o sea, muy preguntador, sin tecnicismos ni pedanterías, y relacionado con cómo vivir. ¿Podemos saber qué es bueno, cómo hay que vivir, etc? Y ¿podemos aprenderlo y enseñarlo?

Einstein escribió una vez:

No es suficiente enseñar a un hombre una especialidad. Aun cuando esto logre convertirlo en una especie de máquina útil no tendrá una personalidad desarrollada de manera armoniosa. Es indispensable que el estudiante adquiera una comprensión de los valores y una profunda afinidad con ellos. Tiene que alcanzar un vigoroso sentimiento de lo bello y de lo moralmente bueno, de lo contrario, la especialización de sus conocimientos lo asemejarán más a un perro adiestrado que a una persona de desarrollo culto y equilibrado.

Muy bien, creo que podemos todos estar de acuerdo en que de nada sirve saber muchas técnicas y manejar muchos instrumentos si no sabemos a dónde queremos llegar, es decir, para qué es bueno todo eso, cómo debemos vivir… en fin, qué sentido tiene nuestra vida.

Pero precisamente la persona que se dedicó a preguntar eso a todo el mundo, Sócrates, fue condenado a muerte por corromper a la juventud. ¿Qué le hizo tan peligroso en su sociedad? Sócrates descubrió que los grandes hombres (políticos, artistas, lo que sea…) no sabían nada, porque no sabían ni siquiera lo más básico: para qué sirve vivir. Algunos jóvenes se sintieron tocados por su pregunta, y dejaron sus prometedoras carreras de empresarios, políticos, artistas… para dedicarse a buscar una respuesta, lo que significa, realmente, buscarse a sí mismo, como decía el mismo Sócrates (recordando el mandato de Apolo).

Pero ¿quién puede contestarnos esa pregunta? ¿Quién puede decir para qué vivimos, qué sentido tiene todo esto?

-La ciencia no parece tener nada que decir al respecto. Como dicen los científicos, ellos describen hechos, no valores, o sea, dicen cómo ocurren las cosas, no cómo deberíamos querer e intentar que ocurran.

Pero, entonces, ¿quién lo dirá?


-Muchas personas (algunas, ocultándolo) recurren a la religión para encontrar el sentido de sus vidas. Pero también esto tiene muchos problemas. Como se lo planteó Sócrates a un sacerdote de su época: “Las cosas buenas ¿son buenas porque las quieren los dioses o las quieren los dioses porque son buenas?” Parece que las dos opciones hacen a la religión poco atrayente. O es irracional o es inútil.
Además, cada religión parece decir cosas (parcialmente) diferentes.

-¿Y el arte? ¿No dicen que trata de lo Bello, no de lo Bueno ni de lo Verdadero?

-¿Y la filosofía? Como se ha dicho muchas veces, no hay cosa, por absurda que parezca, que no la haya defendido un filósofo. Y el asunto de qué sentido tiene esta vida no parece una excepción. Unos dicen que todo, otros que nada, otros que algo… Unos que de este tipo, otros que de aquel.

Pero no hay que desesperar ¿no?

Intentemos pensarlo nosotros, mejor juntos y dialogando que separados y monologantes. Aunque quizás no lleguemos a la respuesta satisfactoria, por lo menos seremos menos ignorantes al saber que no sabemos, como dijo también el bueno de Sócrates. (Pero que no se acerquen los que no quieran convertirse en seres peligrosos para el poder, y perseguidos por los poderosos).

La esencia de la Vida

Es difícil encontrar en un libro de ciencia un tema con el título ¿Qué es la vida? Lo normal es encontrarse cosas como El origen de la Vida, o, como mucho, De qué está hecha la vida. Qué es la Vida se supone que ya lo sabemos… Hasta que nos lo preguntamos, quizás.


Al menos, parece que todos somos capaces de distinguir a un ser vivo de uno inerte, a un animal o a una persona de una máquina... ¿no? ¡Hay alguna diferencia importante entre estar vivo y ser algo sin vida!


Supongamos (para que no nos influya la costumbre de aquí, de la Tierra) que viajamos (por teletransportación) a un planeta muy muy muy lejano y diferente del nuestro. Si hay seres vivos allí, no pueden estar hechos de nuestros materiales. Te hemos encargado que, al llegar allí, catalogues los seres que existen en ese planeta, especialmente señalando si hay vivos (y, eventualmente, inteligentes).

¿Cómo lo distinguirías? ¿Qué criterios usarías para determinar qué seres son vivos?

lunes, 11 de enero de 2010

¿Es real el Tiempo?

¿Quién puede hacerse esta pregunta… salvo un filósofo? Bueno, también algunos científicos (al menos cuando se ponen a filosofar) y otras personas…

Albert Einstein, el físico más famoso del siglo XX, cuya principal teoría tenía que ver con el tiempo, creía que el paso del tiempo no es algo real. ¿Por qué? Porque el tiempo es una línea geométrica, como las tres del espacio, y en esa línea del tiempo todos los acontecimientos están escritos, cada uno en su punto, desde siempre y para siempre. Si “viésemos” el universo desde fuera de esa dimensión llamada tiempo, veríamos todo estático.


¿Podemos “imaginar” eso? Supongamos un mundo de dos dimensiones, Planilandia. En él, cada ser, aunque tiene forma de figura, sólo ve líneas (no puede sacar los ojos del plano, para ver la figura). Entonces, para ver del todo a un amigo suyo, un planilandés tiene que dar la vuelta a su alrededor. Pero si, por arte de magia, saliese de su mundo bidimensional, y mirase desde arriba, vería que lo que él tuvo que recorrer a trozos, estaba todo a la vez. Algo parecido podría decirse de la “figura espacio-temporal” de cada uno de nosotros. Si saliésemos de nuestra cuarta dimensión (a una quinta) veríamos a cada ser, con toda su historia, en una figura estática.


El argumento moderno más sofisticado contra la realidad del tiempo, es el de un filósofo inglés llamado John McTaggart. Ahí va, para los que amáis comeros la cabeza (lo redacto en forma de diálogo ficticio, para que sea más “tragable”).

-¿Cómo es que llevas un tiempo diciendo, según me han dicho, que el tiempo no existe de verdad, que es una simple ilusión?

-Es que he leído cosas, como un argumento de un chiflado inglés, llamado McTaggart, y me ha descolocado del todo. ¿Quieres oírlo?

-Claro.

-Pues el buen hombre dice que pensamos en el tiempo usando dos series o formas de ordenar los hechos: Una es la de Anterior, Simultáneo y Posterior. El otro orden es el de Pasado, Presente, Futuro.

-No entiendo.

-Vamos a ver. Todo suceso es anterior a unos, posterior a otros y simultáneo a otros ¿no? Yo soy posterior a mis padres, simultáneo a ti y anterior a nuestros descendientes (si llegan, claro).

-Vale, sigue.

-Pues, según McTaggart (y creo que tiene toda la razón), a la serie Anterior-Simultáneo-Posterior no le afectada para nada el tiempo, porque si, por ejemplo, Egipto vino antes de Grecia, y Roma, después, eso siempre ha sido, es y será así. Podemos, si quieres, imaginar la historia como una exposición en la pared de un museo. Cada cuadro está en su lugar, siempre. Y cada cuadro siempre tiene el mismo cuadro a su izquierda y el mismo a su derecha. El orden de los cuadros no cambia porque yo pase de uno a otro.

-Si no los cambia el encargado, o el ladrón de cuadros…

-Déjate de coñas, la historia nunca va a cambiar. Aquí va la cuestión: ¿qué hace entonces que esté yo (y tú) AHORA, en esta época, y no en Egipto, por ejemplo?

-Pues muy fácil: que el siglo XXI es ahora presente, mientras que Egipto es pasado.

-Egipto es pasado ahora…

-Sí, claro. En el pasado fue presente, concretamente en su época.

-Eso dice McTaggart, que para intentar comprender el paso del tiempo tienes que usar la serie Presente-Pasado-Futuro, y esta no se puede igualar a la otra, porque la otra (la de Anterior-Simultáneo-Posterior), es intemporal.

-Vale ¿y…?

-Pues que tampoco esto tiene sentido, porque la misma cosa no puede ser pasado, presente y futuro.

-No, a la vez no, pero sí en momentos diferentes.

-Sí, pero ¿qué son los momentos diferentes? Cada momento tiene sus características, o sea, es un cuadro, y está en su sitio de la pared, sin moverse, siempre ahí. El siglo XXI, detrás del XX. Pero el presente, el que va camniando, no tiene ninguna característica propia…

-¿Te parece poco que sea el presente?

-O sea, que el presente es presente ahora porque es presente ahora. Pero ¿por qué? ¿Qué le hace tan especial, diferente a todos los tiempos que están congelados en la pared?

-¿No será porque es simultáneo a MI?

-No puede ser eso, porque el siglo XXI, y el día de hoy mismo, y esta misma hora, siempre va a ser simultáneo a ti (y a mí), y siempre lo ha sido. Igual que, por ejemplo, mi abuelo era simultáneo a Franco. Pero ellos no están ahora, y nosotros sí…, parece…
Siguiendo con la metáfora del museo, Yo, el que va mirando los cuadros, debo ocupar también mi lugar en la pared, en mi fecha correspondiente.

-¡Ya lo veo! Y... si digo que ahora es ahora porque yo estoy delante de mi cuadro, estoy diciendo otra vez la perogrullada de que yo soy simultáneo a mí mismo…

-¡Eso es! Las cosas simultáneas (como tú y yo) siempre lo seremos y lo hemos sido… Pero ¿por qué las vemos ahora? ¿Por qué estoy yo ahora presente? ¡Esto es sólo una ilusión! La realidad es intemporal.

-¡Qué rayante! Lo cierto es que no sé por qué ahora es ahora.

-O sea, que cuando vemos las cosas en el tiempo, las vemos como no son. El tiempo es sólo una forma nuestra, inadecuada, de ver las cosas, que en realidad no tienen tiempo.

-¡Bueno! ¡Tú dirás lo que quieras, pero algo hay de especial que hace que ahora sea ahora, y yo esté realmente en el presente, y no en el pasado! Hasta si me apuras, lo único que existe es el tiempo, porque ¿qué puedes tú ver o experimentar fuera del tiempo? ¿Te puedes salir del tiempo, para mirarlo desde fuera?

¿Qué te parece? ¿Es REAL el TIEMPO? ¿Qué es? ¿Cómo pasa?