-No des a la enseñanza una forma que les obligue a aprender por la fuerza.
-¿Por qué?
-Porque no hay ninguna disciplina que deba aprender el hombre libre por medio de la esclavitud. El alma no conserva ningún conocimiento que haya entrado en ella por la fuerza.
-Cierto.
-No emplees, pues, la fuerza, mi buen amigo, para instruir a los niños; que se eduquen jugando, y así podrás también conocer mejor para qué está dotado cada uno de ellos.

(Platón)



sábado, 22 de octubre de 2011

Tertulia: ¿cómo deberíamos tratar a los (demás) animales?

Siempre que echo mejillones al agua hirviendo me pregunto lo mismo: ¿sufren un dolor inmenso, como el que sentiríamos nosotros o parecido, si nos hirviesen? Un escalofrío me recorre el cuerpo… Cuando como filete de ternera no me acuerdo tanto del asunto, porque no soy yo el que mata y abre en canal a ese bebé de un mamífero lo suficientemente inteligente, seguramente, como para traumatizarse si le retiran su cría.


Pero, aunque haya sufrimiento en el mejillón o la ternera, ¿implica eso que no debemos comérnosla, o hasta disfrutar burlándonos de ella y matándola por deporte o por arte? ¿No se matan y se devoran los demás animales entre sí? ¿Tiene la naturaleza algún miramiento con el dolor de los animales, incluidos nosotros los humanos?

Ahora bien, nosotros, a diferencia de los demás seres vivos que conocemos, tenemos la capacidad y la necesidad de plantearnos como queremos o debemos tratar a los demás seres. Y entonces se nos plantea lo que os planteo para la próxima tertulia: ¿cómo deberíamos tratar a los (demás) animales? ¿Tienen derechos? ¿Cuáles? ¿Qué comportamientos son correctos para con ellos? ¿Se puede tratar inmoralmente a un animal no humano?

De todo esto, y todo lo demás, charlaremos el próximo domingo, 30 de Octubre, a las seis de la tarde, en el Carro de Tespis.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Cada uno es lo que es... pero ¿qué? (Cuestiones ontológicas)

(Conversación inesencial)


Covadonga.- Hola, Mari Re.
Maria Refugia.- Hola, Cova ¿qué tal?
C.- Vas a ser tú la primera en saberlo.
M. R.- ¿El qué?
C.- Voy a hacerme budista… creo (todavía no me he decidido del todo).
M. R.- ¿Budista? ¿Te vas a dejar la cabeza como una bombilla?
C.- Puede ser.
M. R.- ¿Y eso? ¿Por qué te ha dado por ahí?
C.- Sabes que está en mi casa, de intercambio de vacaciones, un muchacho de cavernistán, ¿no?
M. R.- Eso he oído.
C.- Pues me está contando cosas de sus creencias y la verdad es que me molan.
M. R.- ¡Qué colgada estás, tía!
C.- ¿Sabes lo que dice Buda?
M. R.- ¡Pues claro que no! ¡No conozco mi religión, que es la verdadera, y voy a conocer una de culistán! ¿no te digo?
C.- No seas burra. Mira, Buda decía que todos los problemas vienen del egoísmo.
M. R.- Pues mi abuela dice que un poco de egoísmo hay que tener…
C.- Y dice que el egoísmo viene de la ignorancia, de que te crees que eres algo y la verdad es que no eres nada…
M. R.- ¡Nada lo serás tú! ¡Yo sí que soy algo!
C.- ¿Sí? Pues déjate de cachondeo y dime qué eres tú, o sea, cuál es tu esencia, eso que no puede cambiar en ti sin que dejes de ser tú.
M. R.- ¿Qué me deje yo de cachondeo, y me haces esas preguntas? Pues mira, yo soy una chica caverniana, alegre, simpática, guapa…
C.- ¡Para, para! ¿A ver? ¿Eres una chica? ¿Y si te cambias de sexo, dejas de ser tú?
M. R.- Mujer, pues un poco sí, o hasta bastante.
C.- Pues los que se cambian de sexo no dejan de creer que son ellos mismos… ¿Qué más? ¿Alegre? ¿Entonces cuando estás triste no eres tú? ¿Guapa? Aparte de que te regalaré un espejo mañana… ¿qué pasa si te cambia la cara y no hay quien te reconozca? ¿No serás tú?
M. R.- Déjate de rollos. Vamos a ver: sólo yo tengo mis recuerdos, nadie sabe lo que yo sé de mí, ¿sí o no?
C.- Pues no… Mira, hace muchos años no tenías los mismos recuerdos, y eras tú misma. Luego has ido cogiendo unos y soltando otros… Y, escucha, ¿qué pasaría si en un accidente (Dios… quiero decir, Buda no lo quiera) se te olvida todo lo que recuerdas? ¿Serías tú o no? ¿Y si te conviertes en un pájaro?
M. R.- ¿En un pájaro? ¡Pájaro el Buda ese! ¿A dónde quieres ir a parar?
C.- Pues lo que dice Buda es que, si te paras a pensarlo, eres nada de nada de nada. Y no sólo tú, sino todo, todo y todo. Y si te das cuenta de esto dejarás de ser egoísta.
M. R.- Sí, claro, y dejarás de tener cabeza ¿no te joroba? Te ha dado el mismo mal que a Espelunca.
C.- ¿Te has parado a pensar, como dice Espe, si todo esto es un sueño, o somos personajes que ha creado alguien y nos maneja y nos imagina como quiere?
M. R.- Pues si nos está imaginando alguien, está claro que tiene que ser un profe de cavernisofía, porque no es normal que nos rayemos tanto como nos rayamos, siendo unos pobres cavernianos.



C.- Vale, pero cuando lo sepas me dices CUÁL ES TU ESENCIA. Y tú, también.

lunes, 10 de octubre de 2011

la fruta prohibida

¿Qué tiene que hacer el hombre en esta vida? ¿De dónde viene y para qué está?
He aquí lo que dice el comienzo de la Biblia sobre este asunto:

“Modeló Yahvé Dios al hombre de la arcilla y le inspiró en el rostro aliento de vida, y fue el hombre así ser animado. Plantó luego Yahvé Dios un jardín en Edén, al oriente, y allí puso al hombre, a quien formara. Hizo Yahvé Dios brotar en él de la tierra toda clase de árboles hermosos a la vista y sabrosos al paladar, y en medio del jardín el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal.(...) Tomó pues, Yahvé Dios al hombre, y le puso en medio del jardín de Edén para que lo cultivase y guardase, y le dio este mandato: “De todos los árboles del paraíso puedes comer, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comas, porque del día que de él comieres, ciertamente morirás”. [Génesis 2, extractos]


En cambio, Aristóteles escribe:

“Si tuviese algún sentido lo que dicen los poetas y la divinidad fuese por naturaleza envidiosa, aquí (en el deseo de saber los principios y la esencia de todo) se aplicaría principalmente, y serían desdichados todos los que en esto sobresalen. Pero ni es posible que la divinidad sea envidiosa (sino que, según el refrán, mienten mucho los poetas) ni debemos pensar que otra ciencia sea más digna de aprecio que esta” (Metafísica, A)

Así que, al parecer, según el mito no debíamos probar del árbol del conocimiento, querer saber sería el gran pecado: lo sagrado no debe ser investigado, sólo temido y reverenciado (la curiosidad mató al gato). En cambio, según el filósofo es precisamente eso lo que hay que investigar y querer conocer, el origen primero y el fin de todas las cosas.

¿Qué te parece? ¿Deberíamos dejar para la poesía o para la creencia todos esos asuntos “metafísicos”? ¿Hizo mal Eva al querer probar del árbol del conocimiento del bien y del mal, y hacernos iguales a dioses? 
¿Podemos darles una respuesta racional a esas cuestiones?
¿Cómo es y cómo debe ser la relación entre religión y filosofía?

(Ver tambiénhttp://cavernisofia.blogspot.com/2009/09/filosofia-yo-religion.html)

viernes, 7 de octubre de 2011

Próxima tertulia: 16 de octubre. Elarte

Marcos, como otras extrañas personas, se dedica al arte, y nos propone que hablemos de eso en la próxima tertulia. Un chiste malo dice que el arte es morirte de frío. En cierto modo, para algunos artistas ha sido verdad, porque han pasado grandes calamidades en la vida por dedicarse a algo inútil. ¡Cuánto más si tenían la desgracia de ser originales y, por tanto, difíciles de aceptar y entender para quienes solemos seguir lo establecido! Pero ¿a qué se dedican los artistas? ¿Cómo saber si uno es bueno o no en ese campo? Solemos oír que Mozart fue un genio de la música, o Picasso, de la pintura. Pero, la misma persona que ha dicho eso, puede decirnos, casi al mismo tiempo, que, en verdad, no hay criterios objetivos de lo que es bello o feo (para gustos los colores), o incluso que los artistas modernos ya no se ocupan de la belleza. ¿Quién es capaz de entender esto? ¿Hay cosas bellas y feas? ¿Cuáles? ¿Por qué?

De todo eso hablaremos el próximo domingo, 16 de octubre, en el Carro de Tespis, a partir de las seis de la tarde.

Hasta pronto.