Atendiendo a la sugerencia de una de las contertulias, os propongo que el día 30 de enero, domingo, a las seis de la tarde, hablemos de los prejuicios. Ella dice que ve a la gente con muchos prejuicios… ¿es verdad eso, o es sólo un prejuicio suyo?
¿Son malos los prejuicios? Desde luego, en el uso cotidiano la palabra tiene una carga negativa indudable. Y no sólo el uso, también lo que significa parece poco correcto: juzgar por adelantado (juzgar antes de ver, juzgar antes de poder juzgar). Pero, entonces, ¿por qué los tenemos y los hacemos? ¿Quizá sean muy beneficiosos para poder vivir? Al fin y al cabo, los padres y educadores en general, suelen intentar “crear hábitos”, es decir, conductas que no haya ni que pararse a pensarlas. Y la sociedad presiona a todos los individuos a que sigan determinadas pautas comunes, sin preguntarse todo el tiempo por qué debe ser así. ¿Son lo mismo los prejuicios que los hábitos y pautas (y los ritos)? ¿Se puede vivir sin prejuicios? ¿Por qué tememos a lo diferente y desconocido? ¿Cuáles son los peores prejuicios?
De estas y de todas las otras cuestiones que os parezca dialogaremos, si os apetece, el día 30, como habitualmente, en El Carro de Tespis.
La utilidad de lo verosimil
Hace 6 años
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