Os
propongo dos textos (extractos) de filósofos muy distantes y, sin embargo, muy
cercanos, el griego Aristóteles, del siglo IV a.c, y el alemán Heidegger, del
siglo XX. Intentad extraer las ideas de cada texto y dad vuestra opinión:
Todos
los hombres tienen naturalmente el deseo de saber. El placer que nos causan las
percepciones de nuestros sentidos es una prueba de esta verdad. Nos agradan por
sí mismas, independientemente de su utilidad, sobre todo las de la vista. (...)
No
sin razón el primero que inventó un arte cualquiera, por encima de las nociones
vulgares de los sentidos, fue admirado por los hombres, no sólo a causa de la
utilidad de sus descubrimientos, sino a causa de su ciencia, porque era
superior a las demás. Y entre las ciencias aquella a la que se busca por sí
misma, sólo por ansia de saber, es más filosófica que la que se estudia por sus
resultados. (...)
Conocer
y saber con el solo objeto de saber y conocer, tal es por excelencia el
carácter de la ciencia de lo más científico que hay. Lo más científico que
existe lo constituyen los principios y las causas: por su medio conocemos las
demás cosas, y no conocemos aquellos por las demás cosas. Porque la ciencia
soberana, a la que toda otra está subordinada, es aquella que conoce el por qué
debe hacerse cada cosa. (...)
Así
como llamamos hombre libre al que se pertenece a sí mismo y no tiene dueño, de
igual forma esta ciencia es la única entre todas las ciencias que puede llevar
el nombre de libre. Sólo ella depende de sí misma. (Extractos del libro primero
de Metafísica de Aristóteles)
¿Por
qué es en general el ente y no más bien la nada? Tal es la pregunta. Quizá no
se trate, en modo alguno, de una interrogación cualquiera. “¿Por qué es en
general el ente y no más bien la nada?” – he aquí como se manifiesta la primera
de todas las preguntas. Por supuesto, no lo es en el orden de la sucesión
temporal de las interrogaciones. Y, sin embargo... todos alguna vez, o, quizá,
hasta con frecuencia, hemos sido rozados por su oculto poder, sin entender con
precisión lo que nos ocurría. Emerge, por ejemplo, con motivo de alguna gran
desesperación, cuando las cosas pierden todo su peso y se oscurece cualquier
sentido. Con todo, es la primera en otro sentido, a saber, según la dignidad:
Es
la pregunta que llega más lejos. No se detiene ante ningún ente, cualquiera sea
su especie. Los abarca a todos, y no sólo al que ahora está materialmente allí.
No
sólo es la pregunta más extensa, sino también la más profunda. ¿Por qué es en
general el ente? ¿Por qué?, Es decir, ¿Cuál es su fundamento? ¿De qué
fundamento viene el ente? Por tratarse del ente la pregunta no interroga a esto
o aquello, la pregunta busca el fundamento del ente en cuanto ente. Buscar el
fundamento significa profundizar.
En
tanto la más extensa y la más profunda es, finalmente, la pregunta más
originaria. En ella nos mantenemos lejísimos de todo ente en particular y en
singular, o sea, en cuanto es este o aquel ente. Lo pensamos en su Totalidad,
pero sin preferencia particular alguna. Sólo un ente se apremia de extraña
manera y reiteradamente frente a tal pregunta: el hombre que la plantea.
Esta
pregunta es incomparable con respecto a cualquier otra. En la búsqueda tropieza
con su propio por-qué. La pregunta “¿Por qué el Por-qué?” parece superficial.
Pero la interrogación sólo surgirá cuando sacrifiquemos esta apariencia.
Filosofar
consiste en preguntar por lo extraordinario. Puesto que esta pregunta provoca
un rebote sobre él mismo, no sólo es extraordinario aquello que se pregunta,
sino el preguntar mismo. El mismo Nietzsche dijo: “La filosofía... es la libre
vida entre el hielo de las altas montañas”. Filosofar, podemos decir ahora, es
el extra-ordinario preguntar por lo extra-ordinario. (Heidegger, Introducción a la Metafísica , capítulo
1, extractos)
No estoy seguro si estas definiciones destacan la "relevancia" de la Filosofía, pero te vuekan la cabeza, y ahi creo radica el propósito principal.
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