-No des a la enseñanza una forma que les obligue a aprender por la fuerza.
-¿Por qué?
-Porque no hay ninguna disciplina que deba aprender el hombre libre por medio de la esclavitud. El alma no conserva ningún conocimiento que haya entrado en ella por la fuerza.
-Cierto.
-No emplees, pues, la fuerza, mi buen amigo, para instruir a los niños; que se eduquen jugando, y así podrás también conocer mejor para qué está dotado cada uno de ellos.

(Platón)



viernes, 4 de julio de 2014

Cavernisofía premiada


Juan Antonio.- ¡Hombre!, ¿de dónde vienes tan risueño? Y ¿qué es eso que llevas bajo el brazo?

Juan Antonio.- ¡Me alegro de que me hagas esa pregunta! ¡Vengo de recoger un premio!

J A.- ¿Un premio? ¿Qué premio? ¿Es que alguien se ha dado cuenta, al fin, de lo veloz que eres comiendo patatas?

JA.- No, es que un grupo de jóvenes amigos de la filosofía (y, por tanto, amigos míos… y tuyos incluso), una asociación de Málaga, que se llama FICUM, y que está presidida por un simpático muchacho, Alejandro Rojas, han considerado a este antro como un buen blog de divulgación de la cavernisofía, le han otorgado su premio anual y a nosotros nos ha nombrado miembro honorífico. Aquí puedes verlo.

JA.- ¡Enhorabuena! Y… ¿no vas a decir eso de que los verdaderos protagonistas son tus alumnos y alumnas, que tú solo te has limitado a contagiarte de sus ganas de preguntar y a dar un poco de juego a ese aliento, o alguna ñoñería parecida…?

JA.- ¡Claro, ahora mismo iba a decirlo! De hecho, quiero compartir con ellos (que sé que me están escuchando) este gran honor, ellos que año tras año vienen dejando aquí su huella luminosa para que no se apague la llama en la caverna.

JA.- ¡Muy bonito! ¿Y cómo han justificado premiar a esta caverna, habiendo tan excelentes ágoras por ahí?

JA.- Les parece una manera divertida de enseñar a filosofar y les han gustado los dialoguillos que invento, esos en que hablan entre sí los grandes filósofos… ¡así que también tengo que decir que el mérito es de ellos, de Platón y Nietzsche…!

JA.- Harás bien, porque sabes que tú no habrías escrito nada sin robárselo. ¿Pero sabes también que, si ellos pudieran personarse, quizás no fueran tan condescendientes con tus… monólogos en estéreo?

JA.- Sí, es verdad; y eso me reconcome a veces: ¿quién soy yo para usar sus enormes yoes?

(Una figura, como una sombra luminosa, sale del fondo)

Sombra luminosa 1, P de Atenas.- ¿¡Qué podría reprocharte yo, que me atreví a escribir por Sócrates, Gorgias, Protágoras y Parménides…!?

JA.- ¿Qué podrías decirme, estimado maestro?

JA.- Creo que era una pregunta retórica…

Sombra luminosa 1, P de Atenas.- Bien, puedo decirte que todos somos, en realidad, ficciones, y solo tenemos de realidad lo que pensamos. Tú mismo, que estás aquí, en esta segunda planta de esta caverna, hablando conmigo ahora… tú eres una mera ficción, una imagen, como lo es este ahora (que cada uno verá en un momento diferente) y este lugar. Alguien te está escribiendo, y se encarna o manifiesta a través de ti, mediante estos bits, alguien que nunca se presenta aquí en cuanto tal, ni podría hacerlo, porque no cabe en una imagen: es la Idea. Sin embargo, a la vez, eres tan real como lo que piensas, exactamente lo mismo que yo.

JA.- ¿Entonces, no me reprochas mucho haberte usado y abusado? ¿Te has sentido identificado con lo que he escrito de ti?

Sombra luminosa 1, P de Atenas.- Bien, eso lo dejaremos para otra ocasión…

JA.- Creo que no quiere echarte un jarro de agua fría precisamente ahora…

JA.- Es probable. ¡Gracias, amable consciencia! Pero déjame ser banal y disfruta conmigo de este honor que nos han hecho.

(Aparece otra sombra)

Sombra luminosa 2, don K de Köninsberg.- Quiero pensar que, con lo que has escrito de mí, no eres capaz de dejarte engatusar, y que sabes que las cosas deben hacerse por sí mismas. Aunque conozco demasiado la naturaleza humana como para no saber que todos podemos tener un móvil psicológico menos digno de respeto…

JA.- ¡Desde luego, admirado maestro!

JA.- ¡Sí, desde luego!, pero te refieres a la segunda parte de lo que ha dicho, ¿verdad?

(Otra sombra)

Sombra luminosa 3, D de Edimburgo.- (dirigiéndose a la Sombra 2) Con todos mis respetos por toda tu germanidad, querido Emmanuel, desde mi escocesidad y mi natural descreimiento, creo que no la conoces suficientemente (a la naturaleza humana, me refiero) con eso del “móvil desinteresado”. Este muchacho no ha podido ni debido evitar moverse, como todos los demás (incluido tú), por no otras “razones” (y fíjate en las comillas que pronuncio aquí) que el deseo de sentirse lo más a gusto posible: está claro que se lo pasa teta escribiéndonos y compartiéndolo con los demás. ¿Qué hay de malo en ello? (dirigiéndose a JA) Por cierto, a mí sí me ha satisfecho lo que has escrito de mí, y lo aprecio más sabiendo que te considera platónico. Eso sí, me habría gustado que me dedicases algún diálogo, como a Zenón, Heráclito, o estos de aquí.

JA.- (entre azorado y entusiasmado) ¡Eso está hecho, David! La verdad es que tengo que renovar un poco el material, y a ti no te he hechojusticia… menos todavía que a los otros, quiero decir.

(Aparece una nueva sombra)

Sombra luminosa 4, N Dionisos.- ¿Justicia?, ¿reconocimientos?, ¿honor?, ¡qué es lo que oigo hace un rato en esta caverna! ¿Se ha vuelto todo el mundo cuerdo? ¡Así no hay quien baile!

JA.- ¡Discúlpanos, maestro Dionisos!

JA.- Es que aquí el muchacho viene con un premio, y quiere que estemos todos contentos…

Sombra luminosa 4, N Dionisos.- ¡Con qué poco se contentan los pobres! Piensa que el verdadero premio está en el paraíso, o sea, cuando estés muerto. ¿Por qué no, mientras tanto, te dedicas a disfrutar de ese premio constante que es el Ahora?

JA.- ¡Tienes razón, maestro de la sinrazón, y ya lo intento! Pero, a veces, todavía me sorprendo pensando en el pasado y el futuro… lo siento.

Sombra luminosa 4, N Dionisos.- Por ser hoy un día luminoso te voy a perdonar que pidas perdón, ¡pero que no vuelva a ocurrir!

(Entra una nueva sombra)

Sombra luminosa 5, Karl el Sin-lugar.- Os he escuchado, y tengo que decirte, compañero, que espero que no te dejes corromper: sabes bien que el premio no es tuyo, sino de todos: porque tú no has hecho nada sin todo el soporte del resto de la sociedad, y porque, los que no han conseguido el premio, no es porque se lo hayan merecido menos, sino porque no han podido, por sus circunstancias tanto naturales y, sobre todo, sociales. Así que pon el premio en manos de la comunidad.

JA.- ¡Desde luego, maestro! Esa era mi intención… quiero decir, la intención de todos (perdón), Y te pido perdón también a ti por no haberte explotado en un diálogo.

(Varias sombras después)

JA.- Bueno, chicos, ahora que estáis todos, os quería pedir que diésemos juntos las gracias a FICUM por animarnos a seguir divirtiéndonos y pensando (lo que es decir dos veces lo mismo) aquí, en cavernisofía. ¿Invitamos a todo el mundo a que se sienta en su casa y nos diga su voz o su silencio cavernísofos?

(Se monta entre los asistentes un vivo debate acerca de si pensar es lo mismo que divertirse, y otras mil cosas más, todas ellas la misma en el fondo).

martes, 14 de enero de 2014

¿Es real el tiempo?

¿Quién puede hacerse esta pregunta… salvo un filósofo? Bueno, también algunos científicos (al menos cuando se ponen a filosofar) y otras personas…

Albert Einstein, el físico más famoso del siglo XX, cuya principal teoría tenía que ver con el tiempo, creía que el paso del tiempo no es algo real. ¿Por qué? Porque el tiempo es una línea geométrica (una dimensión), como las tres del espacio, y en esa línea del tiempo todos los acontecimientos están escritos, cada uno en su punto, desde siempre y para siempre. Si “viésemos” el universo desde fuera de esa dimensión llamada tiempo, si contemplásemos el todo tetradimensional del universo, veríamos todo estático.

¿Podemos “imaginar” eso? Supongamos un mundo de dos dimensiones, Planilandia. En él, cada ser, aunque tiene forma de figura, sólo ve líneas (no puede sacar los ojos del plano, para ver la figura). Entonces, para ver del todo a un amigo suyo, un planilandés tiene que dar la vuelta a su alrededor. Pero si, por arte de magia, saliese de su mundo bidimensional, y mirase desde arriba, vería que lo que él tuvo que recorrer a trozos, estaba todo a la vez. Algo parecido podría decirse de la “figura espacio-temporal” de cada uno de nosotros. Si saliésemos de nuestra cuarta dimensión (a una quinta) veríamos a cada ser, con toda su historia, en una figura estática.


El argumento moderno más sofisticado contra la realidad del tiempo, es el de un filósofo inglés llamado John McTaggart. Ahí va, para los que amáis comeros la cabeza (lo redacto en forma de diálogo ficticio, para que sea más “tragable”).

-¿Cómo es que llevas un tiempo diciendo, según me han dicho, que el tiempo no existe de verdad, que es una simple ilusión?

-Es que he leído cosas, como un argumento de un chiflado inglés, llamado McTaggart, y me ha descolocado del todo. ¿Quieres oírlo?


-Claro.


-Pues el buen hombre dice que pensamos en el tiempo usando dos series o formas de ordenar los hechos: Una es la de Anterior, Simultáneo y Posterior. El otro orden es el de Pasado, Presente, Futuro.


-No entiendo.


-Vamos a ver. Todo suceso es anterior a unos, posterior a otros y simultáneo a otros ¿no? Yo soy posterior a mis padres, simultáneo a ti y anterior a nuestros descendientes (si llegan, claro).


-Vale, sigue.
-Pues, según McTaggart (y creo que tiene toda la razón), a la serie Anterior-Simultáneo-Posterior no le afectada para nada el tiempo, porque si, por ejemplo, Egipto vino antes de Grecia, y Roma, después, eso siempre ha sido, es y será así. Podemos, si quieres, imaginar la historia como una exposición en la pared de un museo. Cada cuadro está en su lugar, siempre. Y cada cuadro siempre tiene el mismo cuadro a su izquierda y el mismo a su derecha. El orden de los cuadros no cambia porque yo pase de uno a otro.

-Si no los cambia el encargado, o el ladrón de cuadros…


-Déjate de coñas, la historia nunca va a cambiar. Aquí va la cuestión: ¿qué hace entonces que esté yo (y tú) AHORA, en esta época, y no en Egipto, por ejemplo?


-Pues muy fácil: que el siglo XXI es ahora presente, mientras que Egipto es pasado.


-Egipto es pasado ahora…

-Sí, claro. En el pasado fue presente, concretamente en su época.


-Eso dice McTaggart, que para intentar comprender el paso del tiempo tienes que usar la serie Presente-Pasado-Futuro, y esta no se puede igualar a la otra, porque la otra (la de Anterior-Simultáneo-Posterior), es intemporal.

-Vale ¿y…?

-Pues que tampoco esto tiene sentido, porque la misma cosa no puede ser pasado, presente y futuro.

-No, a la vez no, pero sí en momentos diferentes.

-Sí, pero ¿qué son los momentos diferentes? Cada momento tiene sus características, o sea, es un cuadro, y está en su sitio de la pared, sin moverse, siempre ahí. El siglo XXI, detrás del XX. Pero el presente, el que va camniando, no tiene ninguna característica propia…


-¿Te parece poco que sea el presente?

-O sea, que el presente es presente ahora porque es presente ahora. Pero ¿por qué? ¿Qué le hace tan especial, diferente a todos los tiempos que están congelados en la pared?

-¿No será porque es simultáneo a MI?


-No puede ser eso, porque el siglo XXI, y el día de hoy mismo, y esta misma hora, siempre va a ser simultáneo a ti (y a mí), y siempre lo ha sido. Igual que, por ejemplo, mi abuelo era simultáneo a Franco. Pero ellos no están ahora, y nosotros sí…, parece…
Siguiendo con la metáfora del museo, Yo, el que va mirando los cuadros, debo ocupar también mi lugar en la pared, en mi fecha correspondiente.

-¡Ya lo veo! Y... si digo que ahora es ahora porque yo estoy delante de mi cuadro, estoy diciendo otra vez la perogrullada de que yo soy simultáneo a mí mismo…

-¡Eso es! Las cosas simultáneas (como tú y yo) siempre lo seremos y lo hemos sido… Pero ¿por qué las vemos ahora? ¿Por qué estoy yo ahora presente? ¡Esto es sólo una ilusión! La realidad es intemporal.

-¡Qué rayante! Lo cierto es que no sé por qué ahora es ahora.

-O sea, que cuando vemos las cosas en el tiempo, las vemos como no son. El tiempo es sólo una forma nuestra, inadecuada, de ver las cosas, que en realidad no tienen tiempo.

-¡Bueno! ¡Tú dirás lo que quieras, pero algo hay de especial que hace que ahora sea ahora, y yo esté realmente en el presente, y no en el pasado! Hasta si me apuras, lo único que existe es el tiempo, porque ¿qué puedes tú ver o experimentar fuera del tiempo? ¿Te puedes salir del tiempo, para mirarlo desde fuera?

¿Qué te parece? ¿Es REAL el TIEMPO? ¿Qué es? ¿Cómo pasa?


martes, 26 de noviembre de 2013

Nunca te Descartes a ti mismo

-¿De qué puedo estar completamente seguro? -se dijo Descartes un día que estaba seguro de que no estaba seguro de nada.

-Los sentidos son bastante mentirosos (o yo bastante estúpido al tomar su información al pie de la letra), así que, descartémoslos de momento.

-Peor ¿y si estoy en un sueño, en una ficción? ¿No decía don Calderón de la Barca (un día que, al parecer, estaba bastante despierto) que "toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son"? -se dijo Descartes-. ¿Puedo asegurar que no tiene razón? -se preguntó-. "No" -se contestó el solo (porque, como estaba solo, hablaba a menudo consigo mismo y era lo suficientemente educado como para responderse)-. Así que descartemos también el mundo.
-¿Hay, entonces, alguien ahí? No, si el mundo no existe no queda nadie, ni yo... ¿¡Eh!? ¿¡Cómo!? -exclamó monsieur Descartes, dando un brinco mental-. ¡No!¡no! eso no. Yo sí que tengo que estar, porque estoy pensando, así que...

Pero -pensó también (ya que llevaba un buen impulso pensante)-, si puedo pensar que pienso sin saber nada sobre mi cuerpo ni mi cerebro, entonces ¡SOY UNA SUSTANCIA PENSANTE! Y ADEMÁS ¡INDEPENDIENTE DEL CUERPO!
Al fin y al cabo ¿quién es este ser pesado que llevo a rastras como una sombra, y al que siempre me refiero en tercera persona, como si realmente no fuera... YO? ¿Quién es mi cerebro, al que ni tengo el gusto de conocer? Si lo viese en una foto o un escáner no lo (¿o "me"?) reconocería.

Así que Descartes se dijo, muy convencido, que él (YO) era sobre todo una mente, aunque unida a un cuerpo de forma misteriosa y no necesaria. Muy contento con su nuevo descubrimiento, se fue con su cuerpo a dar un paseo.

¿Qué te parece? ¿Crees que la mente es independiente del cuerpo en algún sentido? ¿Te ves sobre todo como una mente, una cosa pensante, antes que como un cuerpo? ¿Qué relación hay entre TÚ y TU CEREBRO?

martes, 12 de noviembre de 2013

¿Dónde están las ideas? Problemas de Metafísica

Una manera de intentar contestarse (o por lo menos preguntarse) QUÉ ES LO REALMENTE REAL, es empezando por lo siguiente:

¿Dónde están EL DOS, EL CÍRCULO, LA BLANCURA, YO…?

Respuestas posibles:

A) Están en los objetos físicos pares, redondos, blancos… y yo estoy en (o sea, soy) mi cuerpo y mis actos físicos, y también están en los cerebros que piensan en esas ideas. O sea,
son cualidades materiales, porque todo es material o físico.

B) Están en su propia realidad, que no es material o física, sino que es eterna y no cambia (inmutable), pero que es tan real o más que el mundo físico. Ni en los cuerpos ni en los cerebros pueden estar las ideas. Lo que hay en ellos es sólo un reflejo o participación de las ideas.
Las Ideas son inmateriales

¿Cuál de estas dos teorías te parece más verdadera o cercana a la verdad? ¿Qué problemas ves en cada una de ellas?

lunes, 30 de septiembre de 2013

¿Qué es Filosofía? (Textos de Aristóteles y Heidegger)

Os propongo dos textos (extractos) de filósofos muy distantes y, sin embargo, muy cercanos, el griego Aristóteles, del siglo IV a.c, y el alemán Heidegger, del siglo XX. Intentad extraer las ideas de cada texto y dad vuestra opinión:


Todos los hombres tienen naturalmente el deseo de saber. El placer que nos causan las percepciones de nuestros sentidos es una prueba de esta verdad. Nos agradan por sí mismas, independientemente de su utilidad, sobre todo las de la vista. (...)

No sin razón el primero que inventó un arte cualquiera, por encima de las nociones vulgares de los sentidos, fue admirado por los hombres, no sólo a causa de la utilidad de sus descubrimientos, sino a causa de su ciencia, porque era superior a las demás. Y entre las ciencias aquella a la que se busca por sí misma, sólo por ansia de saber, es más filosófica que la que se estudia por sus resultados. (...)

Conocer y saber con el solo objeto de saber y conocer, tal es por excelencia el carácter de la ciencia de lo más científico que hay. Lo más científico que existe lo constituyen los principios y las causas: por su medio conocemos las demás cosas, y no conocemos aquellos por las demás cosas. Porque la ciencia soberana, a la que toda otra está subordinada, es aquella que conoce el por qué debe hacerse cada cosa. (...)

Así como llamamos hombre libre al que se pertenece a sí mismo y no tiene dueño, de igual forma esta ciencia es la única entre todas las ciencias que puede llevar el nombre de libre. Sólo ella depende de sí misma. (Extractos del libro primero de Metafísica de Aristóteles)



¿Por qué es en general el ente y no más bien la nada? Tal es la pregunta. Quizá no se trate, en modo alguno, de una interrogación cualquiera. “¿Por qué es en general el ente y no más bien la nada?” – he aquí como se manifiesta la primera de todas las preguntas. Por supuesto, no lo es en el orden de la sucesión temporal de las interrogaciones. Y, sin embargo... todos alguna vez, o, quizá, hasta con frecuencia, hemos sido rozados por su oculto poder, sin entender con precisión lo que nos ocurría. Emerge, por ejemplo, con motivo de alguna gran desesperación, cuando las cosas pierden todo su peso y se oscurece cualquier sentido. Con todo, es la primera en otro sentido, a saber, según la dignidad:

Es la pregunta que llega más lejos. No se detiene ante ningún ente, cualquiera sea su especie. Los abarca a todos, y no sólo al que ahora está materialmente allí.

No sólo es la pregunta más extensa, sino también la más profunda. ¿Por qué es en general el ente? ¿Por qué?, Es decir, ¿Cuál es su fundamento? ¿De qué fundamento viene el ente? Por tratarse del ente la pregunta no interroga a esto o aquello, la pregunta busca el fundamento del ente en cuanto ente. Buscar el fundamento significa profundizar.

En tanto la más extensa y la más profunda es, finalmente, la pregunta más originaria. En ella nos mantenemos lejísimos de todo ente en particular y en singular, o sea, en cuanto es este o aquel ente. Lo pensamos en su Totalidad, pero sin preferencia particular alguna. Sólo un ente se apremia de extraña manera y reiteradamente frente a tal pregunta: el hombre que la plantea.

Esta pregunta es incomparable con respecto a cualquier otra. En la búsqueda tropieza con su propio por-qué. La pregunta “¿Por qué el Por-qué?” parece superficial. Pero la interrogación sólo surgirá cuando sacrifiquemos esta apariencia.

Filosofar consiste en preguntar por lo extraordinario. Puesto que esta pregunta provoca un rebote sobre él mismo, no sólo es extraordinario aquello que se pregunta, sino el preguntar mismo. El mismo Nietzsche dijo: “La filosofía... es la libre vida entre el hielo de las altas montañas”. Filosofar, podemos decir ahora, es el extra-ordinario preguntar por lo extra-ordinario. (Heidegger, Introducción a la Metafísica, capítulo 1, extractos)


miércoles, 25 de septiembre de 2013

¿Qué es o qué no es Filosofía?

Según hemos debatido en clase, quizás sea buena estrategia, para definir la Filosofía, confrontarla con otras actividades humanas que pueden tener puntos en común. Por ejemplo, la religión, la ciencia y el arte. Decíamos que, si la Filosofía ha tenido tradicionalmente una relación agridulce con la Religión, quizás es porque pretende ocupar el mismo "nicho ecológico" que ella: resolver o por lo menos indagar las grandes preguntas sobre el origen, sentido y valor de todas las cosas, de la realidad; pero lo hace de otra manera. ¿Estás de acuerdo con esto, o cómo lo matizarías? ¿Y con el arte? ¿Qué afinidades y qué divergencias encuentras, por lo que vas viendo y la idea que te puedes ir haciendo, entre la Filosofía y el Arte (la Música, o la Pintura, o la Poesía, por ejemplos)?

Pasemos a la Ciencia. Quizás es con esta con la que más se suele identificar a la Filosofía (al fin y al cabo, las dos parecen actividades de conocimiento muy racional y abstracto), aunque también se tiene muy clara, por lo general, la distancia. Ante determinadas cuestiones, los científicos mismos suelen decir: "ese es un problema filosófico, no científico" (por ejemplo, por qué existe algo en vez de nada, o qué sentido tienen las cosas).

Se podría decir, también, que, aunque Filosofía y Ciencia buscan un conocimiento de Todo, entienden el Todo y la manera de entenderlo, de forma diferente. Porque mientras la Filosofía busca Ideas, Principios y Razones del todo universales, que van más allá de toda posible comprobación empírica (puesto que se preguntan, incluso, si lo que vemos es real), la Ciencia estudia "solamente" el todo material o de los fenómenos, intentado parcelar lo más posible el objeto de su estudio y exigiendo solo aquello que puede contrastarse con la experiencia de los sentidos. El Filósofo busca el POR QUÉ y PARA QUÉ de TODO (el "Sentido"), el científico busca el CÓMO de CADA cosa material. Otro aspecto de esto mismo es que para la Ciencia el valor de las cosas, la bondad, la belleza... son algo completamente ajeno. Si hay algún posible conocimiento o indagación racional de esto, es filosófica.



                                                           ****


Os invito ahora a leer un pequeño diálogo entre dos personajes de esta caverna, dos amigas llamadas ESPELUNCA y ANTRONIA

Diálogo sobre todo

ANTRONIA.- ¡Hola! Espe. ¿Qué haces ahí sentada?
ESPE.- Aquí, pensando un poco.
ANTRONIA.- Y ¿en qué piensas concretamente?
ESPE.- Concretamente estaba pensando en Todo.
ANTRONIA.- ¿En todo? ¿Nada más? Pues esta mañana no te va a dar tiempo…
ESPE.- No tengo prisa.
ANTRONIA.- ¿No sería mejor que no abarques tanto y vayas parte por parte?
ESPE.- Pero es que precisamente lo que me pregunto es qué es todo, no una parte.
ANTRONIA.- Pero eso es como un puzzle, tienes que ir juntando partecitas hasta que lo tengas todo. Mira, yo, por ejemplo, me dedico a la musgología. Voy recogiendo musgos, los voy clasificando y aprendo cómo se comportan, según la clase de la que sean.
ESPE.- Estupendo. ¿Y cuando termines, qué vas a hacer?
ANTRONIA.- ¿Terminar con el musgo? ¿Sabes lo que dices? Hay infinitas variedades. Pero si eso ocurriera, empezaría con otro tipo de cosas.
ESPE.- Y ¿ya sabes lo que es el musgo?
ANTRONIA.- Qué es el musgo lo sabe todo el mundo. De lo que se trata es de estudiarlo.
ESPE.- A ver ¿el musgo de plástico es musgo?
ANTRONIA.- ¡Claro que no! El musgo es un caverniser vivo.
ESPE.- Y ¿qué es un caverniser vivo? Empieza si quieres por lo de caverniser.
ANTRONIA.- Un caverniser es cualquier cosa que puedas ver o medir. Y un caverniser vivo es el que se alimenta, se reproduce y cosas así…
ESPE.- Muy bien, eso me digo yo. Pero ¿cómo sabes tú todo eso?
ANTRONIA.- ¡Pues porque tengo ojos, como tú! ¿no te digo?
ESPE.- Y ¿cómo sabes que lo que ves es verdad? ¿Te has parado a preguntarte si todo lo que vemos en esta cueva no es más que una alucinación?
ANTRONIA.- ¿No te estará dando fiebre, no?
ESPE.- ¿Te hace gracia?
ANTRONIA.- No, chica, si me parece muy bien que te rayes. Pero hay cosas que no podemos saber, y las que podemos saber ¿cómo sabemos que las sabemos? Pues, mira, al fin y al cabo, porque funcionan. Los musgólogos podemos adivinar lo que va a hacer tal o cual musgo ¿te parece poco?
ESPE.- No, si eso creo yo a veces. Pero aquí me surgen también preguntas. ¿Cómo sé que nuestra creencia seguirá funcionando…? Pero, sobre todo, ¿para qué sirve?
ANTRONIA.- Hija, que simpleza, el musgo tiene mil aplicaciones. Algunas especies, por ejemplo, son curativas. Otros son cosméticos… Todos tienen alguna utilidad para la vida.
ESPE.- Eso sí, pero lo que yo me pregunto es ¿para qué sirve vivir?
ANTRONIA.- ¡Uf! Eso que te lo diga Covadonga, que habla a menudo con Petronila, la Suma Cavernotisa.
ESPE.- Lo que pasa es que Covadonga tiene la manía de no contestar preguntas. Se repite las historietas que se sabe y de ahí no la saques.
ANTRONIA.- En eso llevas toda la razón. Bueno, chica, pues no te interrumpo, sigue a lo tuyo. Yo seguiré con lo mío, el modesto y tonto musgo.
ESPER.- Querrás decir que vuelves a tu musgo, no que sigues con tu musgo…
ANTRONIA.- ¿Qué quieres decir?
ESPE.- Pues eso. Que yo no digo que no tengas razón en todo lo que has dicho, pero date cuenta de una cosa, que todo lo que has estado diciendo no es musgología. Ni siquiera qué es el musgo y qué es la musgología lo puede averiguar el musgólogo. Lo que pasa es que tú también eres cavernísofa, sin saberlo.
ANTRONIA.- Puede ser. Hasta luego.

¿Qué opinas de lo que dicen Espelunca y Antronia? ¿Crees que Espelunca tiene una idea interesante, o se está "rayando" innecesariamente?

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Bienvenido al nuevo curso de Filosofía (sea esto lo que sea)

Bienvenidos al nuevo curso de Filosofía y Ciudadanía de primero de Bachillerato. Tanto los alumnos y alumnas del curso, como cuantos viajeros lleguéis hasta aquí, estáis invitados a compartir esto, la Filosofía.


Pero ¿qué es esto, la Filosofía? Sócrates lo describía como la búsqueda de uno mismo. Claro que, si uno se anda buscando a sí mismo, es que en cierto modo todavía no se ha encontrado, así que la Filosofía no sabe bien quién es ella. Es, por eso, la búsqueda de sí misma, y, a la vez y por esa misma razón, la búsqueda de un sentido para todas las cosas: porque el sentido de las cosas tiene que ser un sentido para mí.

En otras palabras, Filosofía es aquello que no te enseñan en ningún lado, en ninguna “otra” “materia”. De entre las otras materias, unas de ellas, las ciencias y sus tecnologías, te enseñan cómo se comportan las cosas del mundo, y cómo se las puede manipular. Otras, las artes (la música, la plástica, la literatura) te enseñan a sentir experiencias bellas y sublimes mediante la imaginación y la emotividad, y ahí el conocimiento queda como casi solo un torpe espectador, si no como un estorbo. La religión, si la cursas, quizás te enseñe cómo creer y confiar en que las cosas tienen un sentido absoluto, un diseño, un destino y un juicio universal…, pero para ello hay que dejar también al conocimiento en segundo lugar, como siervo de la fe.

A la Filosofía le queda ese terreno, extraño pero muy claro, en que queremos, por medio sobre todo de la razón, es decir, de conceptos y argumentos, comprender el sentido de las cosas, y de nosotros mismos. Ni la ciencia ni el arte ni la fe pueden hacer su papel, creo yo… aunque también esto, como todo, es discutible. Pero es discutible filosóficamente. Porque ni en la ciencia ni en el arte ni en la religión hay lugar para discusiones, para auténticas discusiones, ni siquiera para discusiones acerca de qué son ellas mismas. En la ciencia, sí, se puede discutir, pero solo dentro del método establecido e indiscutible, y nunca del sentido de las cosas. Para la ciencia, el sentido no existe; solo existen hechos. Qué sea bueno, bello y auténtico, para qué merece la pena vivir, por qué no hay que suicidarse…, es algo que la ciencia no puede solucionar. Si le preguntas a un científico sobre eso, te mandará al filósofo, o al cura (si no te manda al psicólogo). Cuando un científico se pregunta el sentido de las cosas, incluido el de su actividad científica, se hace filósofo, al menos por ese rato. El arte también da lugar a muchas discusiones, y los propios artistas discuten mucho sobre qué significado tiene lo que hacen, pero esas discusiones ya no son arte, sino precisamente filosofía. Y lo mismo puede decirse de la religión: para discutir racionalmente el sentido de la fe, hay que dejar a la fe entre paréntesis.

Así que la Filosofía, aunque no sabe bien qué es ella misma, lo sabe perfectamente, por otro lado: es la búsqueda incondicional de un sentido racional de la realidad, de qué es todo esto, qué hacemos aquí. Si todas las preguntas nacen del asombro por algo, la Filosofía nace del asombro más asombroso, del asombre por el simple hecho de que haya cosas, de que existamos. Ahora bien, ¿tiene sentido esa búsqueda? ¿Tienen respuesta esas preguntas? Quizás no. También esto es una pregunta propia de la Filosofía, y también quien dice que la Filosofía carece de sentido… está filosofando. 

¿Qué crees tú? ¿Es un asunto importante para ti pensar en el sentido de las cosas y de tu propia vida? ¿Crees que hay una "materia" que puede ayudarte en eso?

Os dejo aquí unas citas de grandes maestros de la antigüedad:

“Pitágoras fue el primero en darse a sí mismo el nombre de filósofo, pues al ser preguntado en cierta ocasión si él era un sabio contestó que sabio sólo lo es lo divino, y que él sólo era amante de la sabiduría”. PITÁGORAS [doxografía pitagórica]

"Experimentar eso que llamamos Admiración es muy característico del filósofo. Éste, y no otro, efectivamente, es el origen de la filosofía”. PLATÓN [ Teet. 155d]

"Lo que en un principio movió a los hombres a hacer las primeras indagaciones filosóficas fue, como hoy, la Admiración”. Aristóteles [Metafísica 1,2]


“Todos los hombres tienen naturalmente el deseo de saber. El placer que nos causan las percepciones de nuestros sentidos es una prueba de esta verdad. Nos agradan por sí mismas, independientemente de su utilidad, sobre todo las de la vista.

No sin razón el primero que inventó un arte cualquiera, por encima de las nociones vulgares de los sentidos, fue admirado por los hombres, no sólo a causa de la utilidad de sus descubrimientos, sino a causa de su ciencia, porque era superior a las demás.

Y entre las ciencias aquella que se busca por sí misma, sólo por ansia de saber, es más filosófica que la que se estudia por sus resultados. El filósofo no debe recibir leyes, y sí darlas.

Conocer y saber con el solo objeto de saber y conocer, tal es por excelencia el carácter de la ciencia de lo más científico que hay. Lo más científico que existe lo constituyen los principios y las causas: por su medio conocemos las demás cosas, y no conocemos aquellos por las demás cosas. Porque la ciencia soberana, a la que toda otra está subordinada, es aquella que conoce el por qué debe hacerse cada cosa. (...)

Así como llamamos hombre libre al que se pertenece a sí mismo y no tiene dueño, de igual forma esta ciencia es la única entre todas las ciencias que puede llevar el nombre de libre. Sólo ella depende de sí misma”. ARISTÓTELES [Extractos del libro primero de Metaph.]