-No des a la enseñanza una forma que les obligue a aprender por la fuerza.
-¿Por qué?
-Porque no hay ninguna disciplina que deba aprender el hombre libre por medio de la esclavitud. El alma no conserva ningún conocimiento que haya entrado en ella por la fuerza.
-Cierto.
-No emplees, pues, la fuerza, mi buen amigo, para instruir a los niños; que se eduquen jugando, y así podrás también conocer mejor para qué está dotado cada uno de ellos.

(Platón)



jueves, 24 de enero de 2013

¿Azar inteligente, diseño estúpido? O de los límites, para algunos borrosos, entre Ciencia, Metafísica y Religión


Como otros años, éste también me he coordinado con los profes de Ciencias para el Mundo Contemporáneo, para tratar en clase (y en una sesión conjunta) el asunto del “Diseño Inteligente”.

¿Qué tiene de científico, qué de filosófico, qué de religioso y qué de político esta polémica?
¿Por qué creéis que causa tanto malestar en ciertos grupos la teoría de la evolución? ¿Rebaja al hombre?
¿Es incompatible el evolucionismo con la creencia (religiosa o filosófica) de un autor inteligente del universo? ¿Por qué?

Como material para la reflexión os resumo ideas que figuran en textos que me proporcionó Santiago Falces, profesor del instituto en años pasados:

M. J. Behe (principal científico defensor del Diseño Inteligente) lo cree teoría científica. Según Behe hay que creer científicamente en el diseño inteligente porque hay “complejidades irreducibles” en los seres vivos, o sea, mecanismos que no podrían haberse formado por pequeños cambios, pero que no pueden funcionar si no están completos. Pone el ejemplo de una trampa para cazar ratones. Y dice que hay ejemplos similares en la biología.

Le contesta Kenneth R. Miller, diciendo que, precisamente su ejemplo (la trampa de ratones) muestra su error, porque “Elimina dos de las partes (el gatillo y la barra de metal) y puede que no tengas una trampa de ratones pero tienes una máquina de tres partes que hace un clip de corbata o un clip de papel perfectamente funcional. Quita el resorte y tienes un llavero de dos partes. El gatillo de algunas trampas puede ser usado como un anzuelo y la base de madera como un pisapapeles; aplicaciones útiles de las demás partes incluyen una gran variedad de cosas como mondadientes, cascanueces y tablillas sujetapapeles. El punto, entendido desde hace mucho tiempo por la ciencia, es que pedazos y piezas de las máquinas supuestamente irreduciblemente complejas pueden haber tenido diferentes (pero aún útiles) funciones”.
Y acaba diciendo:
“Si Behe desea sugerir que las complejidades de la naturaleza, la vida y el universo revelan un mundo de significado y propósito consistente con una inteligencia divina, su punto es filosófico, no científico. Incidentalmente, es un punto de vista filosófico que yo comparto. Sin embargo, para apoyar este punto de vista, uno no debe encontrar necesario pretender que sabemos menos de lo que realmente sabemos sobre la evolución de los sistemas de vida. En el análisis final, la hipótesis bioquímica del diseño inteligente fracasa, no porque la comunidad científica se cierre a ella, sino por la razón más básica de todas: porque está abrumadoramente contradicha por la evidencia científica”.

W. A. Dembski se queja de que sólo en la biología se excluya la teoría del diseño inteligente, y no así en la búsqueda, por ejemplo, de vida inteligente en otros planetas. Dice que tenemos unos criterios para saber cuándo algo es fruto del diseño:


“La inteligencia deja tras de sí una marca o señal característica, la cual yo llamo "complejidad especificada." Un evento exhibe complejidad especificada si es contingente y, por lo tanto, no necesario; si es complejo y, por lo tanto, no fácilmente repetible al azar; y si es especificado en el sentido de exhibir un patrón dado independientemente.”


Dembski piensa que las mutaciones darwinianas son incapaces de explicar la gran complejidad de la vida.

R. T. Pennock contesta que no puede definirse (científicamente) Diseño por simple oposición a azar y necesidad, porque ni se excluyen esos conceptos ni cubren todas las posibilidades. Hacen falta pruebas positivas.
El principal argumento de Dembski, a saber, que lo biológico, al aumentar la complejidad y la información, viola el principio físico de que crecimiento de la entropía, es erróneo porque esa ley vale para los sistemas cerrados, pero los organismos son sistemas abiertos, es decir, que toman energía del exterior.


Aparte, la teoría del diseño inteligente no da ningún detalle comprobable: ¿qué hizo el diseñador, y cuando?

Además, os adjunto enlaces de vídeos sobre el tema





martes, 22 de enero de 2013

¿Qué es la vida?

Es difícil encontrar en un libro de ciencia un tema con el título "¿Qué es la vida?" Lo normal es encontrarse cosas como El origen de la Vida, o, como mucho, De qué está hecha la vida. Qué es la Vida se supone que ya lo sabemos… Hasta que nos lo preguntamos, quizás.

Al menos, parece que todos somos capaces de distinguir a un ser vivo de uno inerte, a un animal o a una persona de una máquina... ¿no? ¡Hay alguna diferencia importante entre estar vivo y ser algo sin vida!

Supongamos (para que no nos influya la costumbre de aquí, de la Tierra) que viajas (por teletransportación) a un planeta muy muy muy lejano y diferente del nuestro. Si hay seres vivos allí, no pueden estar hechos de nuestros materiales. Te hemos encargado que, al llegar allí, catalogues los seres que existen en ese planeta, especialmente señalando si hay vivos (y, eventualmente, inteligentes).

¿Cómo lo distinguirías? ¿Qué criterios usarías para determinar qué seres son vivos? ¿Exigirías que tuvieran las mismas "funciones" que los seres vivos que nos son familiares aquí?

miércoles, 9 de enero de 2013

Tertulia para el 13 de Enero (2013)

Aprovechando que alguno de los contertulios de siempre anda por aquí, y que, como él dice, las improvisadas son las mejores ("el que improvisa no es traidor", dijo nosequién) os invito a una nueva tetulia este próximo domingo, 13 de Enero, a las 18.00 en El Carro de Tespis.

Aunque podemos hablar de cualquier cosa, se me ocurre proponer el tema siguiente: ¿qué expectativas tiene un joven hoy en día? Se dice que los jóvenes españoles (y quizás todos los europeos) vivirán "peor" que la generación anterior. ¿Es eso cierto, en todos los sentidos, o está en sus manos cambiarlo? ¿Son ellos nuestra esperanza? ¿Qué puede soñar con hacer con su vida un joven hoy? etc.,etc.
Si se os ocurre alguna otra cuestión antes del domingo, aún podéis plantearla en los comentarios de esta misma entrada.
Hasta el domingo.

martes, 8 de enero de 2013

¿Es real el Tiempo?

¿Quién puede hacerse esta pregunta… salvo un filósofo? Bueno, también algunos científicos (al menos cuando se ponen a filosofar) y otras personas…

Albert Einstein, el físico más famoso del siglo XX, cuya principal teoría tenía que ver con el tiempo, creía que el paso del tiempo no es algo real. ¿Por qué? Porque el tiempo es una línea geométrica, como las tres del espacio, y en esa línea del tiempo todos los acontecimientos están escritos, cada uno en su punto, desde siempre y para siempre. Si “viésemos” el universo desde fuera de esa dimensión llamada tiempo, veríamos todo estático.

¿Podemos “imaginar” eso? Supongamos un mundo de dos dimensiones, Planilandia. En él, cada ser, aunque tiene forma de figura, sólo ve líneas (no puede sacar los ojos del plano, para ver la figura). Entonces, para ver del todo a un amigo suyo, un planilandés tiene que dar la vuelta a su alrededor. Pero si, por arte de magia, saliese de su mundo bidimensional, y mirase desde arriba, vería que lo que él tuvo que recorrer a trozos, estaba todo a la vez. Algo parecido podría decirse de la “figura espacio-temporal” de cada uno de nosotros. Si saliésemos de nuestra cuarta dimensión (a una quinta) veríamos a cada ser, con toda su historia, en una figura estática.


El argumento moderno más sofisticado contra la realidad del tiempo, es el de un filósofo inglés llamado John McTaggart. Ahí va, para los que amáis comeros la cabeza (lo redacto en forma de diálogo ficticio, para que sea más “tragable”).

-¿Cómo es que llevas un tiempo diciendo, según me han dicho, que el tiempo no existe de verdad, que es una simple ilusión?

-Es que he leído cosas, como un argumento de un chiflado inglés, llamado McTaggart, y me ha descolocado del todo. ¿Quieres oírlo?

-Claro.

-Pues el buen hombre dice que pensamos en el tiempo usando dos series o formas de ordenar los hechos: Una es la de Anterior, Simultáneo y Posterior. El otro orden es el de Pasado, Presente, Futuro.

-No entiendo.

-Vamos a ver. Todo suceso es anterior a unos, posterior a otros y simultáneo a otros ¿no? Yo soy posterior a mis padres, simultáneo a ti y anterior a nuestros descendientes (si llegan, claro).

-Vale, sigue.
-Pues, según McTaggart (y creo que tiene toda la razón), a la serie Anterior-Simultáneo-Posterior no le afectada para nada el tiempo, porque si, por ejemplo, Egipto vino antes de Grecia, y Roma, después, eso siempre ha sido, es y será así. Podemos, si quieres, imaginar la historia como una exposición en la pared de un museo. Cada cuadro está en su lugar, siempre. Y cada cuadro siempre tiene el mismo cuadro a su izquierda y el mismo a su derecha. El orden de los cuadros no cambia porque yo pase de uno a otro.

-Si no los cambia el encargado, o el ladrón de cuadros…

-Déjate de coñas, la historia nunca va a cambiar. Aquí va la cuestión: ¿qué hace entonces que esté yo (y tú) AHORA, en esta época, y no en Egipto, por ejemplo?

-Pues muy fácil: que el siglo XXI es ahora presente, mientras que Egipto es pasado.

-Egipto es pasado ahora…

-Sí, claro. En el pasado fue presente, concretamente en su época.

-Eso dice McTaggart, que para intentar comprender el paso del tiempo tienes que usar la serie Presente-Pasado-Futuro, y esta no se puede igualar a la otra, porque la otra (la de Anterior-Simultáneo-Posterior), es intemporal.

-Vale ¿y…?

-Pues que tampoco esto tiene sentido, porque la misma cosa no puede ser pasado, presente y futuro.

-No, a la vez no, pero sí en momentos diferentes.

-Sí, pero ¿qué son los momentos diferentes? Cada momento tiene sus características, o sea, es un cuadro, y está en su sitio de la pared, sin moverse, siempre ahí. El siglo XXI, detrás del XX. Pero el presente, el que va camniando, no tiene ninguna característica propia…

-¿Te parece poco que sea el presente?

-O sea, que el presente es presente ahora porque es presente ahora. Pero ¿por qué? ¿Qué le hace tan especial, diferente a todos los tiempos que están congelados en la pared?

-¿No será porque es simultáneo a MI?

-No puede ser eso, porque el siglo XXI, y el día de hoy mismo, y esta misma hora, siempre va a ser simultáneo a ti (y a mí), y siempre lo ha sido. Igual que, por ejemplo, mi abuelo era simultáneo a Franco. Pero ellos no están ahora, y nosotros sí…, parece…
Siguiendo con la metáfora del museo, Yo, el que va mirando los cuadros, debo ocupar también mi lugar en la pared, en mi fecha correspondiente.

-¡Ya lo veo! Y... si digo que ahora es ahora porque yo estoy delante de mi cuadro, estoy diciendo otra vez la perogrullada de que yo soy simultáneo a mí mismo…

-¡Eso es! Las cosas simultáneas (como tú y yo) siempre lo seremos y lo hemos sido… Pero ¿por qué las vemos ahora? ¿Por qué estoy yo ahora presente? ¡Esto es sólo una ilusión! La realidad es intemporal.

-¡Qué rayante! Lo cierto es que no sé por qué ahora es ahora.

-O sea, que cuando vemos las cosas en el tiempo, las vemos como no son. El tiempo es sólo una forma nuestra, inadecuada, de ver las cosas, que en realidad no tienen tiempo.

-¡Bueno! ¡Tú dirás lo que quieras, pero algo hay de especial que hace que ahora sea ahora, y yo esté realmente en el presente, y no en el pasado! Hasta si me apuras, lo único que existe es el tiempo, porque ¿qué puedes tú ver o experimentar fuera del tiempo? ¿Te puedes salir del tiempo, para mirarlo desde fuera?

¿Qué te parece? ¿Es REAL el TIEMPO? ¿Qué es? ¿Cómo pasa?