¿¡Qué hacéis leyendo esto, en lugar de estar en la Puerta del Sol de Madrid, o en alguna otra plaza!?
Resulta que unos cuantos jóvenes (sobre todo jóvenes), de esos a los que los “adultos” gustan de llamar vagos y pasotas (y en efecto, no trabajan… porque los adultos tienen secuestrado el cada vez más escaso trabajo; y no se van de casa… porque los pisos cuestan más dinero que ellos mismos; y no participan en la política oficial… porque son algo más inteligentes que las generaciones anteriores), pues resulta que esos jóvenes, han salido a decir lo que todo el mundo, en el fondo, sabe, pero que en la superficie parece no saber nadie:
Que la democracia que disfrutamos es un ritual, como el de la primera comunión o el de la danza de la lluvia;
Que los partidos políticos son empresas al servicio de otras empresas más gordas, y los políticos son “asalariados” con unas condiciones laborales muy buenas (posibilidad de no personarte en tu puesto de trabajo casi nunca, condiciones de jubilación excepcionales, etc. … (eso sí, por eso mismo hay muchos codazos para acceder, y tienes que ser un buen trepador además de contar con apadrinamiento –como los niños que pasan hambre-);
Que lo que mueve los hilos de todo este títere es un grupo de personas e instituciones que se dedican a la noble labor de ganar dinero con el dinero, o de sisar en el beneficio del trabajo, bajo el sagrado lema de Librecompetencia (o sea, que quien esté dispuesto a venderse por menos, ese recibe las migajas);
Que “crisis” significa que no hay dinero para tantos médicos, maestros, etc., porque hay que dedicarlo a “rescatar” a los bancos que, en su deportivo ejercicio de apostar, a veces pueden perder;
Etc., etc., etc.
Ahora bien, no simplifiquemos:
¿”Somos” “nosotros” (es decir, los que nos colocamos inmediatamente del lado del “pueblo”) diferentes y mejores que los malvados banqueros y empresarios? ¿Actuaríamos de manera diferente si estuviésemos donde están ellos? ¿Somos más solidarios y menos egoístas?
¿Por qué surgen las protestas en tiempos de crisis económica, como los champiñones con las lluvias? ¿Es que el sistema era menos malvado cuando todo “iba bien”?
¿Qué es, realmente, lo que hay que cambiar para que la democracia y no sólo la democracia, sino incluso la humanidad, sea más “real”?